Ervin MacCarty, se encontraba buceando en aguas no tan profundas cuando salió a la superficie porque traía al tiburón de casi un metro de largo aferrado a su estómago.

La víctima se retorcía del dolor porque el animal marino no lo soltaba.

Afortunadamente, MacCarty no estaba solo y las personas que lo acompañaban tuvieron que acostarlo en el piso del bote, clavarle al tiburón un cuchillo en zona de las branquias para poder abrirle la boca y desprenderlo de la piel.

Para poder salir a pedir ayuda, MacCarty, de 52 años, tuvo que sujetar con sus dos manos al escualo, algo muy difícil cuando se está en el mar, por lo que llegó a pensar que se ahogaría. Le costó 20 minutos llegar al bote donde estaba su familia.

Un experto en tiburones asegura que los escualos enfermera o gata no atacan a las personas por instinto a menos que se las crucen en su camino. Se trataría de una imprudencia del pescador.