¿Qué provocará esto? No es tan difícil adivinar.
Primeramente, vendrá una nueva ola de pánico masivo (no obstante que según estudios avalados por la OMS, el mentado virus ya ha mutado, incluso internacionalmente, más de 24 veces).
Por ende, habrá un reorientamiento de la -fallida- estrategia de semaforizacion en el país, lo que traerá como consecuencia que varios estados y sus respectivos municipios, así como los distritos electorales que conforman, cambiarán a semáforo rojo, impidiendo la realización de actos de precampaña.
Además, se generará mayor necesidad de reactivación económica en negocios y comercios que de acuerdo a los lineamientos de semaforización, podrán permanecer abiertos, pero nadie los visitará para consumir.
Sumémosle a lo anterior que la vacuna (la misma que puede prevenir el contagio de la trinche “nueva cepa”), tendrá una aplicación visiblemente selectiva; es decir, de acuerdo a como el Gobierno Federal lo decida y no acorde a la necesidad de protección que exige la Salud pública de la nación.
Y es que el tamaño del ‘tamal’ en este 2021 es verdaderamente monstruoso y definitorio para la carrera de sucesión rumbo a 2024; año de la pérdida o la perpetuidad del poder.
En Veracruz, por ejemplo, cuarto padrón electoral más grande e importante de la República, el panorama luce más que complejo para los partidos que no son Morena.
En esta entidad, donde además la conformación de una posible coalición opositora está en riesgo latente de ser ‘reventada’; habrá en juego, en el ámbito Local, 30 diputaciones de mayoría relativa, 20 de representación proporcional, 212 presidencias municipales e igual número de sindicaturas, con sus respectivas 633 regidurías, mientras que en el plano Federal serán 20 curules en San Lázaro.
Y así, después 135 mil muertes, múltiples polémicas por los diagnósticos en los ingresos a los hospitales, un encargado de la Salud de vacaciones en Zipolite y una ciudadanía -a veces despreocupada-; aquello de “la pandemia nos cayó como anillo al dedo”, se empieza a entender con mayor claridad.
... y para desgracia de las y los mexicanos, es inevitable percibir una presumible y brutal perversión detrás del manejo de la información sobre este hecho sin precedentes para la humanidad, utilizada, quizás (y sólo quizás) para beneficio de quienes hoy ostentan el poder, pero ahora sin la misma credibilidad y confianza que hace casi tres años.
Total que, dicen por ahí: piensa mal y acertarás. |
