No somos un país rico, pero cargamos con la costumbre de consumir lo que no necesitamos. Gastamos dinero por moda, la publicidad así lo dicta y no se avizora algún cambio. Por la deficiente educación y carencia de valores, creemos que la superación personal es la ropa de marca que vestimos y el carro nuevo que compramos. Estamos en el extremo de sustituir lo interno por lo externo. La escases ideológica y de valores, nos colocan en una posición de simples espectadores de lo que le ocurre al país.
Las deficiencias en el sistema educacional y la palidez de nuestra cultura han forzado las condiciones para que nuestro sistema político, en lugar de presumirse como fuerte y consolidado, tenga algunas deficiencias.
La sociedad se modifica en ritmo acelerado. La influencia de las nuevas tecnologías es significativa no solamente en la vida de las personas, sino también en la mayoría de las instituciones en lo que concierne al desempeño de sus profesionales.
Entre los valores más destacados por las instituciones sobresalen la autonomía y el autodesarrollo, fundamentales para la construcción de nuevos conocimientos. En la actualidad, el profesional busca oportunidades de aprendizaje independientemente de los planes de desarrollo trazados por la institución a la que pertenece.
En México, a pesar del tiempo, de los cambios sociales, tecnológicos y demográficos, la familia sigue siendo referente vital, pues los lazos de parentesco siguen vigentes, y los integrantes de esta institución acuden a ella para la solución de problemas y la búsqueda de apoyo.
En México, hablar de familia es sumamente complejo, no sólo incluye cambios y fenómenos sociales, sino una enorme diversidad de arreglos y costumbres que afectan su composición y estructura.
Los cambios de la familia en México se han dado en un contexto de complejas transformaciones y fenómenos sociopolíticos y económicos, que han dejado huella en la estructura y conformación de las familias. Desde la migración de los jefes de familia a la frontera norte (tanto hombres como mujeres), la incorporación de la mujer al mercado laboral, los movimientos sociales de índole laboral y educativo que dieron hincapié a la formulación de políticas de género instaladas poco a poco en los senos familiares y, por último, la aprobación de la unión de parejas del mismo sexo. Es así como se generan cambios en las familias, en su estructura y conformación, como también en la forma de pensar y actuar, lo cual se refleja en la población e incide o repercute en factores como la economía, servicios de salud, desarrollo social y en las redes de comunicación personales con sus efectos directos en la población y en las familias mexicanas.
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