Tierra de Babel.
Jorge Arturo Rodríguez.
 

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Las piedras rodando…
2024-02-07

                                                                                                                                                       Aperitivo: “-Papá, ¿todos los cuentos comienzan con “Había una vez…”? –No, hijo, muchos comienzan con “Si gano las elecciones les prometo…”


 


¿Podrido? ¿Alguien dijo podrido? ¿Qué no está podrido? ¿Nuestras instituciones? ¿Nuestro Gobierno? ¿Nuestra sociedad? ¿Nuestros políticos? ¿Ricos y pobres? ¿El aire? ¿Qué más… qué más? ¿Nosotros mismos? El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, con eso de que hasta las piedras cambian de parecer… El colmo de los colmos, ¿acaso las piedras cambian de opinión? ¡Son piedras, carajos! En todo caso, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, ¿no?


               Decía Benjamin Franklin que la alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro. Con esta piedra me gustaría topar todos los días. A buen entendedor… Bueno, puedo cantar con Alex Lora:


 


“Las piedras rodando se encuentranY tú y yo algún día nos habremos de encontrarMientras tanto cuídate y que te bendiga DiosNo hagas nada malo que no hiciera yo.”


 


               Así, sí. O en versos de Rafael Alberti: “Yo nunca seré de piedra./ Gritaré cuando haga falta./ Reiré cuando haga falta./ Cantaré cuando haga falta.” Antes de continuar con lo “podrido”, les cuento lo siguiente:


 


“La profesora de Jaimito en clase, pregunta:-Pepito, si tiramos una piedra al agua, ¿qué pasa?-Que se hunde.-Juanito, si tiramos una hoja al agua, ¿qué pasa?-Que flota.-Jaimito y si echamos un palito, ¿qué pasa?-Pero que sea rápido, que tengo prisa.”


 


               Perdonen oídos castos. Entonces, según la RAE, el vocablo “podrido” significa: “Dicho de una persona o de una institución: Corrompida o dominada por la inmoralidad.” Y algunos de sus sinónimos son: corrupto, corrompido, putrefacto, pútrido, descompuesto, infecto, etc. Samuel Schmidt, en unos de sus artículos sobre el humor político mexicano, escribió que “las dos variantes históricas que irritan a la sociedad mexicana son la concentración de poder en manos del presidente y la corrupción, aunque en muchas ocasiones ambos temas están asociados. Véase el siguiente ejemplo:


               “Buenas noticias señor presidente. Quedamos en segundo lugar.” El presidente le responde: “Esas no son buenas noticias”. “Bueno, señor, tome usted en cuenta que íbamos en primer lugar y costó mucho trabajo arreglarnos para quedar en segundo”.


               A buen entendedor… Pero la corrupción vive, convive, sobrevive con todos y en todas partes, no nos hagamos de la boca chiquita. Ya saben lo que dicen los políticos: “Solo los necios pueden creer que no lucharemos contra la corrupción”.


               Ah, pero eso sí, prohibido robar, el gobierno no admite competencia. Ahí se las dejo…


 


Los días y los temas


 


Expresó hace unos días el Papa Francisco: “El testimonio de muchos hermanos obispos y de un gran número de trabajadores por la paz y la justicia me convence cada vez más de que lo que hay que denunciar es un déficit de esperanza”.


Agregó: “De otro modo no se explicaría que una humanidad que ha alcanzado el umbral de la fraternidad universal y niveles de desarrollo científico, técnico, cultural y jurídico, capaces de garantizar la dignidad de todos, camine en la oscuridad de las desigualdades y los conflictos”.


Ahí nos hablan.


 


De cinismo y anexas


 


Para cansarlos, otra de políticos, pero sonrían, por favor.


        “Se encuentra un político dando su discurso para su nueva campaña, y justamente cuando va a decir qué problemas va a resolver, se oye un rebuzno de algún burro de las cercanías.


        El político enojadísimo grita:


        -¿Quién hizo eso? ¿De dónde salió?


        Y entonces alguien del público le dice:


        -No se preocupe, sólo es el eco.”


 


        Hasta la próxima.


 

 
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