México es de los contados países de América con economía que alcanzará una expansión de 2.3% en 2016, y seguirá con buenos resultados en el siguiente año, confirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (CEPAL), organismo especializado de la ONU.

 Si bien ese ritmo de crecimiento no es una expansión ideal, seguimos creciendo y creando empleos, en momentos en que los demás países están relativamente estancados o en recesión. El consumo y la inversión privada interna han sostenido un buen desempeño, lo que significa que han sido el motor de crecimiento de la expansión económica de México.

 Por otra parte, el país ha sido exitoso en mantener controlada la inflación. Durante los últimos tres años ha registrado tasas inflacionarias dentro de su rango meta de entre 2% y 3%, salvo en fechas recientes en que la depreciación de su moneda, por la fortaleza del dólar, ha generado presiones que han elevado los precios ligeramente arriba del 3%.

 Sostuvo la CEPAL que la baja inflación en México ha sido fundamental para promover el consumo interno, por ser baja. Destacó que a diferencia de América del Sur, donde la inflación promedia 12%, excluyendo a Venezuela que es mucho más alta, en México apenas alcanzó 2.6% en mayo pasado.

 En general, el 2016 ha sido un año relativamente recesivo, por lo que está sucediendo en el resto del mundo, y nuestro país ha sorteado estos meses con relativo éxito. En los últimos tres meses los alimentos, los electrodomésticos y la industria automotriz impulsaron las ventas a nuevo récord, además de que se están cocinando diversas estrategias y cambios para mejorar la situación.

 Para Alicia Bárcena, los dos grandes temas que tendrán impacto en la región, una vez concluidas las elecciones en Estados Unidos, serán la migración y los tratados de libre comercio. Destacó la reciente reunión de alto nivel entre México, Estados Unidos y Canadá, y el anuncio de la Canciller mexicana acerca de la disposición de modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a 22 años de su puesta en marcha.

 Uno de ellos, sugiere el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, es utilizar al acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), porque parte de su contenido servirá para modernizar el TLCAN -afirmó, quien negoció el TPP, mismo que está próximo a ser ratificado por las instancias legislativas de los países firmantes (Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, y Vietnam).

 Dicho tratado se firmó el 4 de febrero pasado por los ministros de comercio. Es un acuerdo de nueva generación, con una plataforma moderna y el acuerdo más importante hasta hoy, por su cobertura y alcances.

 En un informe analítico, CI Casa de Bolsa previó que en caso de que Trump gane la Presidencia, habría pocas probabilidades de que pueda hacer cambios a los acuerdos comerciales que Estados Unidos tiene firmados, como el TLCAN; de manera que en el caso hipotético de que renuncie al TLCAN, Estados Unidos es una economía abierta a los mercados globales, con aranceles prácticamente en 0%, para todos los bienes, por las cláusulas establecidas en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

 Las reglas del comercio global en el mundo serían un dilema para Trump, ya que si llega a sr presidente y cumple su palabra, se desataría una ola proteccionista en el mundo que resultaría muy grave para el país. Trump no sabría en qué se estaría metiendo ya que no es igual que construir muros con otro país.

 Estados Unidos enfrenta este año el dilema de fortalecer las reglas de comercio internacional o debilitarlas, cuando tenga que decidir si votar a favor o en contra del TPP, ya que aprobar el TPP implicaría que de no hacerlo EE. UU., quedaría en manos de China, y ese país escribiría las nuevas reglas del comercio global. En todo caso, analistas ven complicado que Donald Trump pueda cumplir con insistencias.

 Si un país pone barreras elevadas a la importación, sus socios comerciales estarían habilitados a responder de la misma forma. La historia de esos intercambios ojo por ojo es clara; la gran depresión de la década de 1930 está aún fresca en la memoria de los países.

 (*)Jesús Alberto Cano Velez es Economista

@acanovelez