Lo destacable es que la señora rectora de la Universidad Veracruzana, se trepe al carro de la simulación, haciendo gala de deshonestidad intelectual respaldando la iniciativa de un inviable “plan de desarrollo”, comprometiendo a la institución de educación superior a su cargo con su participación activa en el llamado “Comité Rector del Plan Veracruzano de Desarrollo”; tarea en la que, de entrada, se desconoce o a priori se descarta el contexto más amplio de la crisis nacional e internacional dentro de la cual se inscribe la que particularmente vive Veracruz. Lo urgente es seguir le el juego al sucesor del peor gobernador que ha padecido la entidad. Lo importante puede quedar en el tintero para mejores ocasiones.
El absurdo sobre la razón. La visión kafkiana por sobre el pensamiento crítico. Al fin y al cabo, solo es un show mediático con el que distraer en los tendidos al siempre mirón de palo, en tanto Peña Nieto desentendiéndose de su papel de embajador de Obama, toma las riendas del gobierno nacional.
Hojas que se lleva el viento
En este surrealista escenario y teniendo como fondo las declaraciones del comisionado de Peña Nieto para la depuración y renovación del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza, respecto a la honestidad a toda prueba del priísmo, en la entidad veracruzana la fuerza inercial de la costumbre, ¿o interés creados específicos?, exhibe una paradoja mediática: En tanto de manera orquestada se combate en los medios informativos a Javier Duarte, gobernador priísta origen del descontento y el hartazgo que se volcara en las urnas en contra del dinosaurio tricolor, derramando ríos de tinta en torno a las hasta ahora sólo declaraciones del gobernador electo, simultáneamente se destaca como un hecho el que para el 2018 el PRI renovado recuperará la gubernatura de Veracruz.
Se considera nuevamente a Héctor Yunes Landa como el llamado a revertir la alternancia. O bien, elevándose a la calidad de iluminado al senador José Yunes Zorrilla, se le augura seguro triunfo como candidato del PRI en el 2018 a la gubernatura de Veracruz sin entender que el joven y dinámico político peroteño dejó hacer, dejo pasar, perdiendo la quizá más importante oportunidad de su vida pública. La candidatura en el 2016 era suya y la dejó ir.
El 5 de junio se registraron traspiés coyunturales que serán superado gracias al espíritu renovador de un partido político hoy copado por la aristocracia tecnócrata del presidente, es la tónica de la mayoría de los medios de comunicación en la entidad que aún no registran el cambio de época. Triunfalismo sin sustento como en su momento se echaran las campanas al vuelo con la imposición del carga maletas de Fidel Herrera aplaudiéndose a Duarte de Ochoa por sus nefastas y aberrantes ocurrencias, tendiéndole la alfombra roja por más de cinco años de pésimo mandato.
Con los resultados de la elección de junio, quedó en evidencia la recomposición de las fuerzas políticas y político electorales en Veracruz. No más un partido hegemónico en una sociedad plural de desiguales. La sociedad veracruzana es otra y en el 2018 se repetirá el fenómeno de una elección a tercios, con la salvedad de que gracias a Peña Nieto, es de esperarse que el PRI descienda a tercera minoría. Ya no será Duarte de Ochoa el responsable de la debacle tricolor, serán las fallidas “reformas estructurales” las decisorias. A más gasolinazos e incremento de las tarifas eléctricas, menos votos para el PRI y para la alianza PAN-PRD. A mayor resistencia de la protesta social mayor presencia para una izquierda responsable. Nuevos vientos para una nueva época en el despertar de los veracruzanos, que la inercia mediática no puede o no quiere asimilar.
Cd. Caucel, Yucatán. Agosto 3 de 2016
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