Mutatis Mutandis.
Rafael Arias Hernández.
 

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Gobernar al gobierno, someterlo a la ley.
2016-08-23

Veracruz no es quien lo gobierna. Ni las instituciones son propiedad o libre concesión de quienes están encargados o trabajan al frente de ellas.


No debe haber equivocación, confusión o engaño.


Todos y cada uno de los servidores públicos son y deben ser eso, servidores. Sujetos a la ley y a la legitimación exhaustiva y permanente de sus actos.


No oportunistas dedicados a servirse, beneficiarse y enriquecerse; ni ineficientes impuestos, mediocres improvisados, acostumbrados a sostenerse y aprovecharse, a base de servilismo y abyección.


Y mucho menos, deben ser responsables, cómplices y culpables de las cuantiosas pérdidas, limitaciones y sacrificios de los veracruzanos, así como de sus desgracias y sufrimientos, ocasionados por malas y peores políticas y programas, perversidades e improvisaciones, ocurrencias y caprichos.


Veracruz, por fortuna es más, muchísimo más, que los ineficientes y delincuentes que lo gobiernan. Por eso, mujeres y hombres de estas tierras, han ordenado el cambio, que debe empezar por la alternancia en la representación pública y el gobierno. Cambiar es la decisión.


El hartazgo es más que evidente; la inconformidad es creciente.


Para en verdad cambiar, se debe comenzar a limpiar. Todos ante la Justicia. Cada uno de acuerdo a sus responsabilidades.  


REPETIR Y ALERTAR…LA SITUACIÓN DE MAL EN PEOR.


A reserva de empeorar, podemos adelantar que este ha sido el gobierno estatal de la historia contemporánea de Veracruz, más cuestionado…y lo que falta.


Aunque sólo le restan unos meses, debe advertirse, que se teme con razón, que el deterioro pueda ser aún mayor en algunas áreas.


Primero, porque no hay poder legislativo, que en su mayoría, salvo excepciones y una oposición más responsable, ha demostrado estar subordinado y entregado a la discrecionalidad y voluntarismo de quien dice gobernar.


Y además, porque no hay supervisores ni fiscalizadores que detengan y eviten daños y pérdidas, a pesar de los enormes y crecientes presupuestos que manejan.


Comprobado está. Tanto la lavandería de la Contraloría como el Órgano de Simulación Superior (ORFIS), no han cumplido ni cumplen con sus responsabilidades y más bien, son señalados y cuestionados por su complicidad y descarados encubrimientos. Sus encargados, considerados presuntos responsables y prófugos potenciales, deben por tanto, ser de los primeros sometidos y procesados.


Insistir, repetir y advertir. Crecen limitaciones y sacrificios de los veracruzanos. Aumenta el tamaño del daño y sus consecuencias. Después del 5 de junio quienes dicen que gobiernan el estado de Veracruz, siguen inventando e incrementando errores, arbitrariedades, absurdos, contradicciones y cuantiosas pérdidas presentes y futuras.


Según fuentes oficiales, como la Auditoria Superior de la Federación (ASF), hay desaparecidos miles de millones de pesos.


Por otra parte, disminuyen logros alcanzados, se incrementan rezagos y se pierden más y más recursos y oportunidades. Secreto a voces: aumentan inconformes e indignados.


Al gobierno estatal y a muchos municipales, poco o nada les importa la situación y destino de los más de 8 millones de habitantes. Aseguran y dicen atender sus necesidades básicas, bien y a tiempo; pero en realidad no lo hacen, se nota que prefieren usar y abusar de los recursos públicos y las atribuciones institucionales, de sus cargos o encargos oficiales, para mantener o incrementar sus intereses o propios beneficios, así como los de sus familiares, socios e incondicionales.


No me crea. Consúltese cualquier indicador representativo de la situación del Estado. Lamentable lo que sucede y hasta donde se ha llegado.


Últimamente, son inocultables y escandalosas las formas de intentar mantenerse fuera del alcance de la Justicia; su mayor preocupación y ocupación es salvar su pellejo, mantenerse intocables y reciclables en la continuidad de la impunidad.


Mal y de malas, van de la simulación al fantasmagórico universo de ocurrencias y caprichos, a improvisaciones y arbitrariedades. Claro, con cargo al presupuesto oficial, actual o de los próximos años.


Para colmo, sigue el circo electoral en todas sus pistas. Así está previsto y no se encuentran suficientes gobernantes, funcionarios y servidores públicos atendiendo necesidades sociales y resolviendo viejos y nuevos problemas.


MÁS PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y EVALUACIÓN SOCIAL.  


Todo tiempo es tiempo político. No sólo aquellos que se hacen más intensos cuando se acercan y realizan elecciones; o los de sálvese quien pueda, en el obligado cambio de gobierno.


Objetivo gubernamental y asunto de interés general permanentes, deben ser propiciar e intensificar   participación ciudadana y social; presentación y análisis objetivo de acciones y programas, propuestas de continuidad o cambio en estructuras y funciones de las instituciones.


Imprescindible representación pública y fortalecimiento institucional. Participación ciudadana y evaluación social.


Probado está que no hacerlo, tanto consolidación y transformación, como modernización y fortalecimiento resultan incompletos o distorsionados. 


Urge propiciar, orientar y consolidar cambios. Asunto siempre importante, que hay que atender y que se debe tener presente. Determinar y acatar la voluntad mayoritaria, para legitimar existencia y pertinencia de las acciones oficiales; y garantizar vigencia y eficacia de las instituciones públicas. 


La democracia es un proceso continuo. Cualquier etapa, es sólo una etapa más. Nada es eterno e inmutable. Para seguir avanzando, debe fomentarse una nueva cultura política de participación responsable, que evite caer en costosos absurdos de voluntarismo y discrecionalidad, de simulación e irresponsabilidad; de exclusión y condicionamiento, manipulación y engaño.


Cultura de legalidad, que garantice cumplir y hacer cumplir la norma, como instrumento eficiente de combate a ineficiencia y delincuencia; sobre todo, dentro de los gobiernos.


Que se eviten voluntarismo, oportunismo y componenda; con reglas claras de colaboración y competencia, de flexibilidad y firmeza.


Cultura de la tolerancia y coexistencia de posición y oposiciones, en constante mejoramiento en sus capacidades de análisis, diálogo, discusión y suscripción de acuerdos.


Después de todo, no debemos olvidar que buena parte de la capacidad ciudadana y social, se manifiesta en forma constructiva, de colaboración; y también, en forma   de denuncia, crítica, inconformidad o protesta.


Capacidad y aportación que deben darse y orientarse en un clima de comunicación, respeto y colaboración democrática, debate público, acuerdos y cambios institucionales.


En todo caso, para gobernar al gobierno y someterlo a la ley, indispensable la permanente legitimación de ciudadanía y sociedad.


*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez 

 
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