Al pie de la letra.
Raymundo Jiménez García.
 

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PRI: decepción huasteca
2016-09-27

De todo el estado, la región donde mejor le fue electoralmente a Héctor Yunes Landa como candidato del PRI a gobernador, fue en el norte de la entidad.  


Es por eso que Yunes Landa mantiene la creencia de que la zona huasteca veracruzana le seguiría siendo fiel y le aportaría otra vez igual o mayor cantidad de votos si es que en el 2018 le vuelven a dar la oportunidad de contender por la siguiente gubernatura.


Pero resulta que algunos grupos priistas y de otros partidos aliados que lo apoyaron con todo en la elección de junio pasado, ahora andan coqueteando abiertamente con el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares y amarrando futuras candidaturas por la alianza PAN-PRD para la sucesión municipal de 2017.      


Uno de estos casos es el de la familia del contralor general del Estado, Ricardo García Guzmán, cuyo primogénito Ricardo García Escalante gobierna actualmente el municipio de Pánuco, mientras que su hijo menor, Rodrigo, acaba de ganar la diputación local por ese distrito como candidato de la alianza PVEM-PRI. 


Luego de la visita de Yunes Linares a esa cabecera municipal donde presidió el foro regional del Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018, trascendió que la esposa del funcionario estatal, Nora Escalante, podría ser la candidata a la alcaldía el año entrante por la coalición del partido blanquiazul y el del sol azteca. De confirmarse esta versión, sería un duro golpe para las aspiraciones sucesorias del priista Héctor Yunes, de quien otros operadores políticos del partido tricolor también han puesto distancia porque no han vuelto a saber de él ni les ha cumplido la promesa de incorporarlos a alguna delegación federal ante el arribo de la nueva administración estatal de oposición.


Y en Pánuco fue donde Yunes Landa obtuvo la mayor votación de todo el estado.


Otro caso sumamente complicado para el PRI es el puerto de Tuxpan, uno de los pocos municipios de la zona norte donde el senador choleño perdió la elección de gobernador.


En la sucesión estatal de 2010 la tendencia electoral también le era sumamente desfavorable al abanderado priista Javier Duarte al inicio de su campaña; sin embargo, el que logró sacarlo a flote fue Alberto Silva Ramos, quien nominado a la alcaldía tuxpeña le aportó a Duarte 49 mil 579 votos, una de las mayores cifras obtenidas en el estado.


Pero después de la salida de Silva del ayuntamiento, el partido tricolor comenzó a hacer agua en Tuxpan, pues el ex munícipe cometió el error de impulsar para el periodo municipal 2014-2017 a Raúl Alberto Ruiz Díaz, un gris ganadero y ex distribuidor regional de cerveza sin trayectoria ni oficio político, a quien al inicio de su administración, en enero de 2011, designó director del Rastro Municipal y luego, en 2012, promovió a la Dirección de Desarrollo Social para proyectarlo entre las 86 comunidades y 146 colonias de Tuxpan.


Ruiz Díaz, quien a los 18 años de edad se fue a Estados Unidos para aprender inglés, sólo cuenta con estudios de bachillerato. A su regreso al país, se instaló en la Ciudad de México donde comenzó a trabajar por su cuenta. Fue empleado de Tecomar, S. A., una empresa mexicana de transportación marítima de carga cuyos barcos salían desde el puerto de Tuxpan hacia Europa. Empezó como mensajero, luego pasó por las áreas de logística, contabilidad, administración y ventas en un período de 11 años. Posteriormente partió a
Monterrey, Nuevo León, donde trabajó por tres años para la empresa americana de mensajería United Parcel Service (UPS) de México en Logística Internacional. Pero, por “cariño a su pueblo”, retornó a Tuxpan en 1997, donde fue gerente regional de ventas de la empresa Distribuidora Tenechaco (Cuauhtémoc-Moctezuma de Monterrey en ese tiempo), y después se hizo cargo de administrar los ranchos ganaderos de su familia.
En la víspera de la elección interna del candidato del PRI a la alcaldía, es designado presidente de la Asociación Ganadera Local por el período 2012-2013, lo que le permitió encabezar la organización de la Expo-Tuxpan 2012, que con el apoyo del gobierno municipal de Silva Ramos resultó un rotundo éxito que le dio a Ruiz Díaz gran proyección y presencia dentro del gremio ganadero y el sector comercial de la ciudad. 


Sin embargo, su falta de experiencia y pericia política pronto comenzó a generarle conflictos al interior de la Comuna. En noviembre de 2015, miembros del Cabildo lo acusaron junto con el director de Obras Públicas, Miguel Aizcorbe Salicrup, el tesorero y el contralor de incurrir “en prácticas de asociación delictuosa, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito por más de 30 millones de pesos”, según publicó la página web aviveracruz.com.


Los ediles resentidos, desde el anonimato, les atribuyeron el cobro tradicional del “moche” de 10 por ciento en contratos por más de 170 millones de pesos. Según sus cuentas, el “diezmo” durante ese año ascendió a 17 millones de pesos. Además le imputaban que se habría  asociado con sus hermanos Daniel y Gabriel Ruíz Díaz y cuatro constructoras para hacer casi la totalidad de la obra pública municipal, “inflando” presuntamente sus costos. También le adjudicaron la compra de vehículos de lujo para toda su familia, de un lote de ganado de registro, la modernización de las instalaciones de su rancho, viajes familiares a Nueva York y Europa, principalmente a Francia donde estudia la menor de sus hijas, y la adquisición de propiedades urbanas, de tres ranchos en este municipio –uno de 32 hectáreas ubicado cerca de Higueral, en la carretera Boca del Monte-Ojite, que le habría comprado al ingeniero Toledo Culebro; otro de 54 hectáreas en Chalahuite que supuestamente le compró a la familia Cobos, y un rancho más ubicado a orillas de la carretera Santiago de la Peña-Altamira–, así como un departamento de lujo en Santa Fe, en la Ciudad de México, y de otro inmueble en la misma capital del país. 


Y todo con un sueldo mensual de 60 mil pesos, una gratificación anual de 112 mil pesos y un fondo de ahorro de 12 mil pesos. Con todas estas sospechas sobre el alcalde Raúl Ruiz, aunadas al estigma de la corrupción que arrastra la administración priista del gobernador Javier Duarte, ¿cómo podrá retener el PRI la alcaldía tuxpeña en 2017? 

 
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