El exgobernador Javier Duarte de Ochoa, nunca pensó que la guerra sucia que orquestó contra Miguel Ángel Yunes Linares, su acérrimo enemigo de gratis heredado por Fidel Herrera, no solo le garantizaba el triunfo a quien supuestamente más odiaba, también le otorgó con su incapacidad como buen administrador y manos libres a sus colaboradores, la gran posibilidad de que los azules continúen en el poder.
Y es que la principal estrategia fue a producto de gallina, enfrentando a los que tenían el poder y que no cualquiera se atrevía a levantar la voz, esa fue el arma certera y la amenaza diaria en llevar a la justicia al gobernador y cómplices, suplieron a los cientos de millones de pesos que cuesta una jornada a la gubernatura de dos meses en proselitismo.
Ahora, después de la caída del gober; cuando están en capilla Fidel Herrera y varios diputados federales, entre muchos otros, podría estar la posibilidad real de perpetuar al panismo después del bienio por 6 años más, porque la avidez de justicia del pueblo veracruzano se mezcla con el morbo y traducido en lo electoral, puede transformarse en un fenómeno, que insisto, Duarte no solo le permitió ganar a Yunes Linares, también le abre el abanico para otro periodo donde su hijo el actual alcalde de Boca del Rio está prácticamente anotado.
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Sin embargo, el priismo en la entidad no está acabado, la figura educada y amable de un político de tiempo completo como José Yunes Zorrilla, empaña el proyecto de Boca del Rio, solo falta que los militantes del revolucionario cierren filas, pero no en el 2018, unificarse desde ahora, de lo contrario quien para a Yunes Linares, con las “Ayudas” otorgadas a un partido y un grupo político que podrían estar al frente de una gubernatura por un espacio mínimo de 8 años, sin mucho invertirle, podríamos decir casi de gratis.
Pero Pepe Yunes, sabe, conoce y está consciente del enorme reto que también a él le heredo la administración priista con tremendo paquete, por lo que continua trabajando fuerte en todo el territorio veracruzano y aunque en estos momentos resulte difícil creerlo, a donde va lo destapan como el candidato del PRI a la gubernatura y por ende el mandatario de seis años en el 2018.
Una muestra de lo anterior fue en la Villa de Yanga, la semana pasada donde los congregados volvieron a manifestarle su respaldo y apoyo con la certeza que es el único que puede salvar el barco.
Mientras tanto ahí están las dos vertientes, una convertida en auténtico huracán que pretende llevarse la podredumbre de Veracruz y la otra en la espera con un solo alfil priista gigante que prácticamente lucha solo, incluso con fuego amigo, pero que poco a poco va cerrando la pinza.
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