La jornada celebrada este cuatro de junio del dos mil diecisiete, transcurrió con relativa calma, hubo incidentes menores comparado con lo que muchos suponíamos habría, derivado de los enfrentamientos verbales que existieron previo a su realización.
La participación fue exitosa en un promedio del cincuenta por ciento del total de quienes estaban en posibilidades de ejercer su derecho al sufragio, pero al no haber autoridad coercitiva que los obligue ni se inmutaron, alegando hartazgo y falta de interés de quien sea el próximo gobernante en su municipio.
Hubo muchos candidatos de todos los colores, los hubo desde los más mañosos hasta los más ingenuos quienes pensaron que con participar en tal o cual partido o de manera independiente ya la harían, muy pocos lograron su objetivo la competencia en algunos lugares fue ruda, con sangre, sudor y lagrimas, lo importante es que nadie se amedrento, llegaron a la meta en el lugar que los electores así lo dispusieron.
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En mi concepto no hay perdedores ni ganadores, finalmente los próximos ediles deben mandar obedeciendo, gobernar para todos los ciudadanos sin distinción de color, raza, sexo o religión y filiación partidista, el trabajo es colectivo todos debemos poner nuestro granito de arena para beneficio del lugar donde vivimos.
El problema es para los que se emocionan de mas y creen que de verdad llegaron al paraíso, donde fluye leche y miel, tal emoción les puede durar hasta antes del primero de enero, porque al llegar y encontrar facturas que pagar, un desorden administrativo y la mirada de sus detractores vigilando el cumplimiento de lo manifestado en campaña, les va a originar la decepción y es ahí donde empezara el cantifleo político de quienes decían ser buenos a la hora de gobernar.
No es fácil gobernar a una sociedad harta de promesas, irritada por ver la corrupción de sus gobernantes y hasta renega de ajustar su conducta al estado de derecho, se requiere tacto y oficio político para llegar al problema y hablar con la verdad, y no seguirlos engañando con promesas o mejoralitos que solo amainan eventualmente el dolor que les aqueja.
En el 2018 tendremos nuevos ediles, la mayoría con ganas de resolver su problema existencial y después ver como cumplir con el encargo, una minoría intentara de verdad hacer algo por la causa, sin embargo la realidad los rebasara, díganmelo a mí que algo se de esos menesteres. Estamos ante una crisis financiera con deudas impagables de todas las administraciones municipales, estos entes de gobierno viven de dinero prestado, de recursos provenientes del estado y de la federación, porque sus recursos propios apenas si les alcanza para sus chuchulucos. Y así, no puede ¿Qué no?
adidas.johan62@gmail.com Lic. Inocencio Martínez Cortes |