Como tenía que ser, posiblemente sea.
El tema de corrupción gubernamental parece estar más próximo que nunca a ser expuesto en blanco y negro a raíz del trabajo realizado por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda del Gobierno de Claudia Sheinbaum, mediante el cual, socios del extitular de Seguridad Pública, Genaro García Luna, recluído en un penal en Estados Unidos, aceptaron colaborar con la FGR en el caso de peculado, lavado de dinero y delincuencia organizada que en declaraciones previas han revelado la participación de dos empresarios cercanos al expresidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera. El tema es por demás caliente porque no solo se involucra al expresidente Peña Nieto, sino también al extitular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con presuntos sobornos, según se ha dado a conocer en medios nacionales como el de Carmen Aristegui en una investigación de Juan Omar Fierro. En el tema bien pudiera estar funcionando la frase aquella que se popularizó en la famosa película “Todos los hombres del presidente”, dirigida por Alan J. Pakula, “Follow the money”, que se refiere a que el mejor camino para llegar a los verdaderos delincuentes es en español “Seguir al dinero”. En el prestigiado medio mencionado se informa que "Samuel y Alexis Weinberg, así como su socio Natan Wancier Taub, entregaron a la Fiscalía General de la República (FGR) pruebas de transferencias y depósitos bancarios que presuntamente entregaron a dos empresarios, identificados como Jorge Fernández Moreno y Adolfo del Cueto Aramburu, para el pago de presuntos sobornos al expresidente Enrique Peña Nieto y su exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong”. ¿Será que la chueca justicia mexicana pueda llegar en esta ocasión se llegue a demostrar que no fue cierto lo que dijo en una ocasión el propio Peña Nieto, eso de que la corrupción ya es parte de la idiosincrasia en México? ¿O de plano habría que aceptar que efectivamente Peña Nieto tuvo razón?
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