En China están luchando culturalmente para quitar el 996, que significa trabajar de 9 a 9, 6 días de la semana. A todas luces un ritmo brutal de trabajo pero que, curiosamente, es aceptado culturalmente aunque no así legalmente. 

Los Chinos trabajan tantas horas porque retirarse antes de esas horas a descansar es hasta mal visto. Y así, han logrado que los niveles de productividad se incrementen a costa de la calidad de vida. 

En México la cosa es distinta, aquí se lucha por bajar de 48 a 40 horas semanales de trabajo. Pero a diferencia de China, no es la cultura la que obliga a trabajar tantas horas, sino la ley y los propios empresarios. 

Y es que siete de cada diez empresas mexicanas no ven con buenos ojos la reducción a la jornada a 40 horas semanales.

Resulta que la Concanaco y la Canacintra hicieron un estudio que derivó en que 67.2% de los encuestados rechazan bajar las horas laborables. Incluso aunque se haga gradual.

Pese a que algunas grandes empresas ya habían comenzado con pruebas piloto, ahora resulta que no les esta gustando el resultado. 

El 71.4% de plano dice que sus costos subirán y 66.7% pide que el gobierno les dé chance bajándoles los impuestos, mientras que el 46.7% de plano pide subsidios. 

¡Vaya! La cosa va tan lejos que incluso la presidenta de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope), Ada Irma Cruz, de plano dice que cerrarán hasta 22,000 negocios en CDMX. 

La próxima semana comienzan las mesas de negociación (del 19 de junio al 7 de julio) y ahí se hablará de costos, gradualidad, productividad y bienestar. El 31 de julio se presentará el proyecto de ley final que llegará a Congreso el 1 de septiembre. 

Lo cierto es que hoy está en el tintero la reducción de la jornada laboral y no se puede dar por sentado que se logre el sueño trabajador de tener una jornada de 40 horas a la semana.