Esta mañana, los sabios bebedores de café decidieron tomarse sus lecheros calientes en los Cafés Políticos de la Capital del país. 

En la Ciudad de los Palacios se comentó la triste situación en que, se ve, está metida la Presidenta Claudia Sheinbaum al no tener ni siquiera el año de aguantar el desgaste de las Mañaneras del Pueblo, y notársele visiblemente cansada. 

Y es que según nos cuentan nuestras fuentes de Palacio Nacional, en la propia Sheinbaum nunca estuvo tan firme la idea de continuar con las Mañaneras en el formato que tenía AMLO. Incluso desde antes de tomar protesta se demoró en confirmar si continuaría o no esta forma de comunicación. 

El problema, y lo saben bien en Palacio, es que la sobreexposición desgasta, y ni hablar de los ritmos de descanso. 

AMLO ocupó las Mañaneras de manera Magistral. Los propios lo aceptaron y los extraños tienen que reconocer que fue una forma efectiva de ganar reflectores y permanecer a cuadro toooooodos los días. Pero AMLO estaba hecho para eso, le gustaba el chacoteo, dominaba el arte de engatusar y de escurrir el bulto. Podía sin ningún empacho echarse una tonada o declamar un poema popular para dejar chillando a la víbora. 

Pero no todos son buenos en lo mismo, y aunque Claudia se vio segura de sí misma en los primeros meses, a punto de cumplir el año se le nota cansada y el nivel de rating de las Mañanera ha caído significativamente. Incluso los más asiduos aficionados a las Mañaneras de AMLO han perdido el interés y solo quieren ver ya el resumen de lo que dijo Claudia… si bien va. 

El equipo cercano de Claudia tiene medido que la Presidenta ha podido parar algunos trends de impacto y ha parado algunos obuses que de no haberse atendido con rapidez hubieran podido escalar a niveles de impacto profundo; pero también se han dado cuenta que el formato se les está yendo de las manos pues entre los “preguntadores” hay más “gestores” que periodistas. 

Son muchos los que llegan con misiles teledirigidos de problemas demasiado locales, a los cuales la presidenta tiene que responder con evasivas generales o sentencias lacónicas que se transforman en los Estados como órdenes ejecutivas que jamás fueron turnadas. 

Faltan más de cinco años de Claudia Sheinbaum y el análisis indica que no aguantará su nivel de popularidad entre tanto escollo que le sale en las Mañaneras. 

Así que no se sorprenda si antes de la mitad del sexenio las “Mañaneras del Pueblo” se cancelan o, cuando menos, cambian de formato. 

Lo que funciona hay que potenciarlo, pero lo que no funciona, no. 

Lecheros calientes desde el Altiplano a los que todavía se refinan las Mañaneras del Pueblo, y canillazos duros a los sesudos asesores que le recomendaron seguir con ese pesado e inicuo legado de AMLO de salir todos los días a decir ya nada.