Esta mañana en los cafés de la capital veracruzana los sabios bebedores del mejor aromático del mundo, estaban como de luto, callados, tristes y sin saber qué decir.

Para abrir la conversación, se preguntó: ¿Qué les pasa? Están así por el bochornoso acto de ayer en el Senado?

¡No! Fue la primera respuesta…

“Lo estamos porque en verdad muchos mexicanos nos han defraudado”.

¿Por qué?

Pues no se puede entender cómo unos por el solo hecho de admirar el actual sistema encabezado por Morena y sus aliados, son capaces de aplaudir y defender al impresentable e indeseable -para muchos como él mismo lo ha aceptado-, Gerardo Fernández Noroña.

Cómo es posible que se defienda con tanto ímpetu a quien su discurso incoherente lo ha traicionado, que ha pasado de ser pobre a millonario en tan poco tiempo; sin ser inversionista ni sobarse el lomo como la mayoría de los mexicanos. El más porro de la izquierda, que se tiraba al piso al paso de los autos de Zedillo y que como político, no lo quieren ni en su propio partido el PT donde creció.

Y por otro lado, desanima que por el solo hecho de repudiar a MORENA, a AMLO o a Sheinbaum, -o a los demás políticos de dudosa honorabilidad que se refugiaron en la izquierda para seguir gozando de las mieles del poder-, y que hoy se autonombran opositores por conciencia y convicción, puedan salir a defender y aplaudir al otro porro, sinvergüenza, impresentable y consabido multicitado corrupto profesional.

Es decir, dos impresentables de lo peor de la descompuesta política.  

De verdad, ¿México solo tiene este tipo de héroes mexicanos?

Por eso estaban tristes, pensativos y enojados los sabios bebedores de café, pues México es más grande que sus partidos políticos, mejores que Alito y el Changoleón.

Por eso, los canillazos de este día son dedicados a todos aquellos que siguen dependiendo de ‘héroes de papel e indeseables’ para comer y seguir vigentes en la política.