Dice el viejo dicho “hágase lo que se deba, aunque se deba lo que se haga”. Y eso parecen haberlo aplicado a la perfección los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, quienes incrementaron la deuda de PEMEX de 43,000 millones de dólares a 105,000 millones de dólares, un incremento de 130% en apenas una década. 

Y es que el problema no es deber, sino que se exceda la capacidad de pago. El problema no es que aumente una deuda, sino que no se tenga para pagar. 

Y desafortunadamente el 46% de los compromisos financieros de PEMEX vencen durante el presente sexenio. Esto significa que le aventaron casi la mitad de la carga al futuro, hicieron y deshicieron y dijeron “el de atrás paga”. 

Lo más complicado es que un cuarto de la deuda de PEMEX (26%) se vence en solo dos años, en el 2025 y 2026 se debe pagar. “Los compromisos adquiridos en gobiernos anteriores vencen ahora y representan una presión directa sobre las finanzas nacionales”, señaló Edgar Amador Zamora, Secretario de Hacienda y Crédito Público. 

Por tanto, el gobierno de Claudia Sheinbaum el próximo año tendrá que amachinar con 263,500 millones de pesos para PEMEX, casi el doble de lo que dio este 2025. 

Eso sí, se supone que esa aportación viene con la condición de que PEMEX también mejore sus cuentas y el plan es que para el 2027, ya no haya que darle apoyitos a la paraestatal. 

Y a todos nos conviene que PEMEX se ponga las pilas porque si no puede cubrir con sus deudas, al final somos los mexicanos vía impuestos los que pagamos los platos rotos. 

Los resultados de la buena gestión de PEMEX y si mejoraron o no sus cuentas, se verá en el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2027, donde supuestamente el apoyo a PEMEX deberá disminuir considerablemente y se liberarán recursos para otro tipo de gasto.