La asociación de productores de hidrógeno verde desde el año pasado ha informado que México tenía 18 proyectos en proceso de generación de hidrógeno verde, por el equivalente de 25 mil millones de dólares de inversiones privadas, algunas ya realizadas. Las autoridades federales no han manifestado interés oficial alguno sobre el tema, en lo que implica de generación de inversiones, empleo, producción, reciclaje del hidrógeno gris que se emite y quema por Pemex en la atmósfera, entre otros hechos, como por la innovación tecnológica y económica en sí. Tal conducta de poca consideración también otros gremios y sectores privados la han asumido, por el reto de pensar en el cambio y la innovación. Así, el autismo económico y productivo mexicano una vez más ha quedado manifiesto en el presente con perpetuación hacia el futuro. Hemos visto desde I994 desperdiciar las oportunidades de crecimiento y desarrollo que significó el TLC, el T-Mec, el Nearshoring, internacionalmente asumido desde 2012 y obviado por nuestra conducta política y económica provinciana y parroquial. Pronto tendremos que enfrentar el reto histórico del nuevo orden comercial internacional, entre bravatas, anécdotas, supuestas buenas intenciones, y desde la lacerante realidad de un país estancado productivamente en los últimos siete años con un crecimiento promedio de 0.8% anual del PIB, en proceso de degradación social acelerado y cada vez más depauperado. México está secularmente estancado, es un país económicamente autista, afanado en negar su realidad geográfica, destruir aún más su degradado potencial productivo, esperando que lleguen de oriente y del caribe supuestamente sus salvadores de la histórica amenaza vecinal. Mientras, políticamente el sectarismo y la nostalgia del pasado y del futuro que nunca ha sido alienta la propia destrucción nacional.

Así vamos. Joan Rega.