Dar fe a empresas “espejo”, “fantasma”, o como guste llamarlas, por parte de algunos notarios públicos amigos al servicio del poder, ha sido la mejor forma de saquear las arcas públicas y de tapar toda clase de tropelías que se hacen desde las oficinas de altos y encumbrados funcionarios públicos.
Es decir, urge reformar esos renglones.
Notarios y corredores deben hacerse responsables de su fe pública.
Deben establecerse nuevas vías para otorgar esas funciones de la sociedad, con notarios y corredores públicos que demuestren cabal honestidad y capacidad, y pasar por escrupulosas pruebas de confianza.
Ese y otros casos más se encuentran entre los pendientes de fondo en la 4T. |