La recesión técnica del PIB es un temido indicador anunciado desde enero, útil por su sencillez que en otros tiempos podría verse definitivo: luego de dos trimestres seguidos de contracción del PIB es su general concepto podría explicarlo.
Sin embargo, desde hace casi 20 años, ese concepto de recesión (PIB) fue ampliado hacia otros indicadores que influyen en una recesión o alza técnica de la economía, tales como: la desaceleración del empleo, el consumo interno, la inversión, el gasto público y la deuda externa entre otros que ya han estado presentes en la economía mexicana por su debilidad desde fines del 2023, por lo que resulta altamente probable que los indicadores de recesión técnica previstos por el Fondo Monetario Internacional para México pudiesen cubrir todo el año de 2025,
La contracción económica nacional está presente y ha sido producto de la propia dinámica nacional, habiendo sido las políticas comerciales trumpistas un catalizador o acelerador de ellas. De ser significativo el caso, 2026 sería realmente el parteaguas económico de este sexenio que comenzó con una contracción significativa de la inversión, un menor gasto público nominal menor en 500 mil millones en relación a 2024, una deuda pública federal mayor a la de 2018, en el orden de 80%.
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Entre otros hechos que contravienen los datos y sentimientos oficiales que se pretende prevalezcan en el imaginario colectivo, alentado desde una vocería y un discurso público que se agota cada mañana y se aferra a indicadores macroeconómicos fuertes, la baja en la pobreza como informa el Banco Mundial, la estabilidad política, la fortaleza del peso, inflación controlada y la concresión de nuevas inversiones públicas y privadas.
El futuro ya está aquí. Así vamos y veremos. |