Trump siente pasos en la azotea y le bajó dos rayitas a su belicoso discurso arancelario.

El problema no es por lo que dice o ha dejado de decir Donald Trump, quien ya oye pasos a la azotea y empieza a ver los efectos contrarios a sus estimaciones de dominar al mundo con su poder fiscal, sino lo que ha dicho o dejado de decir el Presidente de los Estados Unidos.

Tan es así, que apenas y ayer le bajó unas cuantas rayitas a su belicoso discurso, los mercados financieros y Wall Street respiraron un poco más tranquilos: Nasdaq, S&P, Dow, si bien no recuperaron lo perdido salieron con números positivos al cierre.

Y, es que Trump escucha pasos en la azotea sobre todo de voces que llegan desde las Cámaras de representantes de las que depende que el próximo año electoral pierda o gane los asientos que le permitan mantener en un puño las mayorías.
Pero eso no es todo, Trump trae ya pleitos casados con Jerome Powell, presidente de la reserva federal que se resiste a bajar las tasas de interés.

Y, para los interesados en el sube y baja del peso mexicano, ayer cerró fuerte a un nivel de 19.61 por dólar.

Y es que quizá Trump pensó que los grandes inversionistas norteamericanos le iban a seguir su juego, pero no contó que muchos de ellos le han jugado y apostado al bando de los republicanos, -corriente política de Trump- y a los demócratas, pero solo cuando se trata de ganar dólares, no cuando pierden.

En Estados Unidos se informa que una docena de estados demandaron ayer miércoles al gobierno de Trump en la Corte de Comercio Internacional de Estados Unidos en Nueva York para detener su política arancelaria, argumentando que es ilegal y ha traído caos a la economía estadounidense.

La demanda afirma que la política implementada por el presidente ha estado sujeta a los "caprichos de Trump en lugar de al ejercicio sólido de la autoridad legal".

Así, que el Trump que se creía el rey de todo el mundo, se las está viendo más negras que Obama.

A ver qué sigue, porque en el juego de Juan Pirulero cada quien agarra su juego.