¿Cuál es el problema?
Si bien es cierto que casos como el de Segalmex se denunció y se ha consignado a varios de sus funcionarios, el hecho de que se haya cobijado, protegido y otorgado otro importante cargo público a su ex titular, Ignacio Ovalle Fernández, hizo ver muy mal al gobierno que se comprometió con sus electores acabar, barriendo de arriba para abajo, a la corrupción.
En una larga cadena tenemos el caso de los funcionarios de la 4T que “Se quisieron pasar de vivos”, como lo dijo la presidenta Sheinbaum, con la adquisición consolidada de medicamentos.
Es decir, sí saben que la corrupción no para, que se incrementa y que sigue siendo una deuda pendiente.
Sin embargo, pese a saberse y denunciarse, al final de cuentas no se sabe qué pasa no solo con los presuntos responsables, sino el ajuste que se hace en los sistemas de aplicación de las políticas públicas para que ello no vuelva a suceder.
Ese es el problema, el Gobierno de la 4T se ha tragado todo y en el colectivo social empieza a permear que desde muy arriba, hasta muy abajo, la impunidad en el país sigue viva.
Aquí en Veracruz, por ejemplo, se aplaudió que Rocío Nahle haya denunciado a una empresa que intentó defraudar a la dependencia del ramo de la Salud, pero ¿Y? No se supo más, ¿Hubo funcionarios involucrados? ¿Qué medidas preventivas se tomarán para que ello no suceda en otras dependencias?
Sería imperdonable que al final de cuentas todo quede en una multa económica por faltas administrativas y se perdone el daño tan grande que se le ocasionó a todos los necesitados de medicamentos por el destino de otros recursos públicos para subsanar la interrupción del sistema adquisición-distribución para que los enfermos resuelvan sus problemas de salud.
Así que a informar, a darle seguimiento y por qué no, a difundir hallazgos donde huela que se está cometiendo corrupción. De lo contrario, la percepción de que se está tapando la corrupción persistirá entre el electorado.
Las contralorías y el ORFIS, conocedoras puntualmente de dónde se encuentran las áreas clave desde donde puede surgir la corrupción, deben centrar sus auditorías y controles hacia esas zonas rojas y calientes. Se sabe que hasta la fecha se quiere abarcar mucho y lastiman a los empleados persiguiéndolos para que cumplan con sus obligaciones, pero dejan de lado el vigilar que los productos adquiridos se reciban completos y correspondan a lo estipulado en los contratos.
Es decir, es necesario que se dejen de vigilar los centavos y se cuiden los pesos de la mejor manera posoble.
No se sabe si se trata de leyendas urbanas o sea cierto, pero hay rumores en los cafés de que los órganos de contraloría y de fiscalización son más utilizados para “arreglar” las presuntas acciones irregulares, que en castigar a los responsables, bajo la inocente pero ineficiente idea de que más vale prevenir que lamentar, acción que se parece más a ‘“cuidar a los nuestros y presionar a los contrarios”.
Finalmente, será un hecho que de continuar las cosas como van, Morena continuará cayendo posiciones electorales pero no por el crecimiento real de los partidos de oposición, sino porque los gobiernos de la 4T no han podido acabar con la corrupción y en cambio pareciera que sí se están beneficiando de ella.
La reciente declaración pública de que jueces facilitaron la salida de las celdas a ciertas personas que luego operaron en las elecciones, ¿A quién hacen ver peor? ¿A los que lo hicieron o a los que sabiendo y conociendo cada caso lo permitieron? ¿Impunidad? ¿Traición? ¿Qué?
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(COLUMNA "FIGURAS Y FIGURONES") |