Tiene muchos años que en México se genera un nivel de violencia muy alta. Guerras van y guerras vienen y los únicos que son sacrificados siempre son los más pobres, los olvidados. Por años los pobres han sido ocupados como carne de cañón para dar la cara en las calles y morir en aras de alguna estrategia de seguridad o involucrarse en las bandas del crimen organizado y perecer en ellas.  

Viene esto a colación porque en la actual guerra contra el narco los sacrificados o los involucrados siempre serán los pobres. La batalla entre bandas del crimen organizado implica aventar así literal a los más jodidos a la guerra en las calles. Los sicarios casi siempre son personas con carencias económicas (entre otras) muy altas que ven la oportunidad de progresar y ayudarse a través del empleo que les ofrecen en las células del crimen organizado.

Morir en las calles es un honor dirían por ahí. Y más si mueres cumpliendo una instrucción cualquiera que esta sea en aras de defender a los hermanos que conforman el grupo delincuencial o inclusive en el propio ejercito en donde las tropas están llenas de gente pobre que ven en la milicia un bote salvavidas para garantizarse un mejor futuro. Nada mas erróneo que eso. La mayoría terminan muertos en el combate contra el crimen organizado.

Pero el fondo del meollo es ¿quiénes son los que al final se enfrentan entre sí? ¿A quienes avientan al frente del batallón de guerra? ¿Quiénes son y han sido siempre los miles de muertos que se quedan en las calles abatidos por las balas? La respuesta es muy sencilla, LOS POBRES. Es una guerra entre pobres la que hay en nuestro país. Son los que pagan las consecuencias de la enorme carencia de oportunidades y de la falta de una estrategia que implemente e inserte a los jóvenes de la calle a la sociedad productiva. Que los aleje de la violencia, de las drogas, del alcohol y de las garras de las bandas criminales.

Lo cierto es que al paso que vamos lejos de que se combata este grave problema se ha estado incrementando cada día más y más. Las comunidades mas pobres son cada día mucho mas pobres. Los cinturones de miseria que existen en México acumulan más personas en situación de extrema pobreza y con una alta carencia de lo básico e indispensable para subsistir. Lo triste es que nadie dentro del gobierno se preocupa por cuando menos contener esta situación y fuera son pocas las personas u organizaciones que apoyan a estas personas y se preocupan por transformar sus vidas alejándolas de esta vida de miseria. Es el México real. El México bronco. Del que se ve muy difícil que algún día podamos recuperarlo. Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com