La gobernadora Rocío Nahle anunció esta misma semana que las motocicletas serán puestas en orden, pues muchas no están emplacadas, o son usadas con las placas al revés o sobre puestas, incluso hasta usan placas de autos o robadas.
No podemos seguir viviendo en el Salvaje Oeste donde todos hacen lo que quieren y burlan la ley, aprovechándose de la falta de ordenamiento para, en algunos casos, delinquir sin que puedan ser rastreados.
Este fin de semana, en varios chats de lugares de refutada reputación y esparcimiento en los que estoy adscrito (por motivos meramente educativos y de investigación), circuló el mensaje de que a partir de este fin de semana ya no se podría fumar dentro de las instalaciones, ni cigarros tradicionales, ni vapeadores.
La justificación fue que, ahora sí, habría operativos de vigilancia y que las sanciones se aplicarían.
En estos lugares solo se le tapaba el ojo al macho y no dejaban fumar hasta cierta hora, pero a partir de las dos o tres de la mañana, había apertura total para la fumadera.
Esta normatividad no es nueva, ya existía. Los espacios 100 libres de humo están regulados por Ley desde hace algunos años, pero solo han sido situaciones propicias para la coima y el cochupo entre los inspectores y los dueños y administradores de establecimientos.
Por eso, para ejercerla solo se necesita: ¡Voluntad!
¿Qué falta aparte de Voluntad? Que no sean solo fuegos artificiales. Por ejemplo, sin ir más lejos y sin meternos al emplacamiento de motos. En las ciudades importantes como Xalapa, Veracruz, Orizaba y ciudades grandes, es impensable que los motociclistas anden sin casco. Pero, ¿Ha ido usted a algún municipio chico como Agua Dulce, Cosamaloapan, Álamo, Martínez de la Torre, Ixhuacán, o decenas más? Allí los motociclistas ni siquiera usan casco ¡Y no pasa nada! Pareciera que la ley solo sirve en las grandes ciudades.
El respeto a la normatividad no debería ser coercitiva. Los ciudadanos no deberían obedecer solo porque hay consecuencias, sino porque “es la norma” y ya.
Solo así, con voluntad política gubernamental, y educación social, tendremos en un futuro el país que queremos y dejaremos de vivir en este Veracruz salvaje.
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