En este cónclave de amigos reunidos cerca de Palacio Nacional, se recordó el acuerdo que la presidenta alcanzó con Ebrard para que cuando se vengan los tiempos, el secretario de economía obtenga la candidatura siempre y cuando no surja alguna figura que “al final se la arrebate”.
Y precisamente para buscar evadir la “predecible sorpresa”, Ebrard y su gente no sólo han ejecutado las negociaciones con la Casa Blanca, sino que a la par “trabajan” relaciones y guiños positivos hacia el tiempo de las candidaturas, pues si bien saben que todo se definirá por otras rutas, podría abonar de manera interesante.
Nada de esto se ha hecho (o trabajado) sin el conocimiento de la presidenta, quien decidió aceptar que Ebrard ocupe la plataforma negociadora con Trump (y todo lo que de ella derive en México), para aumentar sus “positivos” entre la gente y los grupos morenistas.
¿Le alcanzará a Marcelo Ebrard para ir contra su propia historia en los asuntos de la gran sucesión?
Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.
X: @aaguirre_g |