Berdegué Sacristán, desde antes de que reventara el problema del cierre de la frontera al ganado mexicano a los Estados Unidos, dijo que iba a hacer y no hizo. Abordó el problema como un tema sanitario cuando no lo es, ya que el problema -según los enterados- viene también de la complicidad tanto de la dependencia federal y como de las estatales del Sur del país, ante el contrabando de ganado que entra por la frontera sur del país y que por tanto no pasa los filtros sanitarios.
El dedo en la llaga lo puso Álvaro Iván Castillo, presidente de los ganaderos de Chihuahua al señalar que Berdegué Sacristán le ha dado el “Tiro de gracia a la industria ganadera del país”.
El líder ganadero no se anduvo por las ramas al acusar a las dependencias de gobierno de “corrupción, inacción y negligencia”.
Y es que Berdegué Sacristán se fue por la más fácil, que fue culpar a los Estados Unidos de cerrar la frontera a la exportación de ganado mexicano, en lugar de cerrar la frontera Sur que es por donde puede entrar el ganado infectado por el gusano barrenador.
Pero si esas voces se escuchan desde el norte del país, en estados como Veracruz, Chiapas y Quintana Roo, se oye lo mismo en contra de las autoridades estatales sanitarias y de Desarrollo Agropecuario.
El tema está tan cantado que las medidas sanitarias de Donald Trump contra la falta de atención en México para controlar el gusano barrenador, serán de peores consecuencias que las esperadas por su política arancelaria.
Y encima de todo Berdegué salió a declarar que a Estados Unidos “se les fue de control” la plaga del gusano barrenador.
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