Sin tacto.
Sergio González Levet.
 

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Hay diálogos como el que llena el libro de Sicilia y Dayán, que son amables, incluyentes, sumatorios, pero también hay otra manera de comunicación entre humanos que es la polémica, una plática encontrada entre dos puntos de vista, dos concepciones, dos ideologías o simplemente dos egos.


En la historia son famosos los desencuentros entre grades personajes. En la Inglaterra de la posguerra era singular la antipatía con que se regalaban Winston Churchill y George Bernard Shaw. Cada que podía el dramaturgo, le soltaba puyas al primer ministro; cada que podía el político, le arrimaba el tizón al escritor.


Es conocida la anécdota de que Shaw le mandó a Churchill una invitación para el estreno de alguna de sus obras. En el recado le decía.


“Muy señor mío, le mando una cordial invitación para que asista al estreno de mi pieza teatral más reciente. Le envío dos boletos, para que vaya con un amigo, si es que lo tiene.”


Sir Winston le contestó de inmediato al famoso irlandés.


“Señor Shaw, por razones de agenda me es imposible ir al estreno de su obra, pero asistiré con gusto a la segunda presentación, si es que la hay.”


Famosa en México fue la polémica de Octavio Paz y Carlos Monsiváis que se escenificó en los años 70 del siglo pasado desde la revista Vuelta y desde el suplemento La cultura en México. Unos y otros seguidores aseguran que la ganó su paladín, pero lo cierto es que terminó cuando Paz le dijo a Monsi que no era un hombre de ideas, sino de ocurrencias. Aquí yo acoto que tenía razón nuestro Premio Nobel, que Carlos era un hombre de ocurrencias, pero que sus ocurrencias eran geniales.


Y mire lo que son las cosas, los italianos asistieron durante los primeros meses de 1995 en las páginas de la revista Liberal a lo que debió haber sido una polémica


catastrófica entre el comunista más recalcitrante de Italia, el maestro Umberto Eco, y un príncipe de la iglesia católica, el cardenal de Milán, Carlo María Martini, quien por cierto estuvo a punto de ser Papa pero el colegio cardenalicio votó a favor de un norteamericano, tal vez previendo el asunto de los aranceles de Donald Trump.


Imaginen ustedes a un agnóstico como Eco, que no creía ni en el Internet, enfrentado en las ideas al poderoso cardenal de Milán, armado de un bagaje intelectual que proviene desde Aristóteles. Bien, resulta que el ateo y el hombre de dios se pusieron de acuerdo en los valores humanos que compartían y lo que parecía que iba a ser una guerra sin cuartel terminó siendo una provechosa conversación que aportó ideas para comprender mejor nuestro papel como hombres en el universo.


Se darán cuenta de que no me he referido casi para nada al libro que me pidieron que reseñara. Esto tiene su trampita porque así evito hacerle al spoiler, y me sirve para crear una expectativa lectora que orille a comprar, muy importante, el libro, y leerlo, lo que es más importante todavía.


Sí les adelantaré que el tema central de Crisis o apocalipsis es el mal y que tiene un protagonista esencial en su contraparte, el bien.


Es importante y yo diría que glorioso acudir en las páginas de esta obra a la confrontación de dos personas que han dejado su vida, y la de los suyos, en la lucha sin cuartel por la libertad del ser humano, por el bienestar -y no es rollo- de todos.


sglevet@gmail.com

 
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