A propósito de las múltiples demostraciones de ostentación y derroche por parte de servidores públicos adheridos a Morena, en Veracruz se retomó un tema que fue motivo de críticas desde la campaña por la gubernatura en el 2024: la aparatosa y millonaria caravana que acompaña a Rocío Nahle en sus “giras de trabajo”.
Testigos de distintos puntos de la entidad advierten que, tan sólo en la comitiva que acompaña a la gobernadora (aparte los caciques locales que se forman en la larga fila) se pueden contar no menos de diez camionetas de alto cilindraje, de reciente modelo y cuyo costo en el mercado, por cada una, debe rondar el millón de pesos. Además de ellas, se unen a la peregrinación camionetas de Seguridad Pública del Estado y hasta del Ejército, la Marina y de la Guardia Nacional.
Así fue durante su campaña (donde, se supo, el combustible era sufragado con vales de Seguridad Pública) y así es ahora durante su gestión al frente del gobierno estatal.
A Rocío Nahle “le vienen guangos” esos llamados de la presidente Claudia Sheinbaum de que los servidores públicos deben anteponer la austeridad y la congruencia en sus actuaciones:
“Mucho de nuestro pensamiento tiene que ver con el pensamiento juarista, que es que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Entonces, todos tenemos que, en el momento que estamos desempeñando un cargo público, comportarnos adecuadamente (…) Siempre el poder debe ejercerse con humildad”, se le ha escuchado decir a la presidente desde Palacio Nacional.
Ese lenguaje, sin embargo, no se habla en Veracruz. Acá la gobernadora sigue viviendo en una zona exclusiva en los límites entre Boca del Río y Alvarado (palacete que jura que no es suyo), pues antes de instalarse en la Casa Veracruz, en Xalapa, ordenó que fuera remodelada, con una “pequeña inversión” que no llega ni a los 3 millones de pesos.
El propio palacio de gobierno lo percibió “muy abandonado” y le encargó a su secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, que él personalmente (no el titular de Obras Públicas, ni el secretario de Finanzas) se encargara de darle su “manita de gato” y para ello puso a su disposición poco más de 50 millones de pesos.
Quienes la conocen desde hace más tiempo, aseguran que ese es el nivel de vida que se ha procurado, que no tiene nada que ver con su nuevo cargo. Otros, sin embargo, advierten que de algunos meses para acá le han sembrado a la gobernadora la idea de que ella podría ser una “carta muy fuerte” rumbo a la sucesión del 2030 (la presidencial) y que eso ha provocado que la gobernadora se exceda en su protagonismo.
Justo, precisamente por su afán de aparecer siempre al frente de cada acción o declaración, es que algunos medios de comunicación y analistas han puesto atención en su trayectoria.
Apenas este martes el periodista Raymundo Riva Palacio, en su columna “Estrictamente Personal”, hizo referencia a la gobernadora de Veracruz: “De acuerdo con fuentes diplomáticas en Washington, el gobierno estadounidense inició una investigación en contra de los hijos de López Obrador, del coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López; de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada; de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, y de un número no determinado de miembros del gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum, para determinar si tienen o mantienen cuentas en paraísos fiscales y analizar la procedencia de esos recursos”.
Y más adelante recordó:
“El año pasado, en el contexto de las campañas electorales, se publicaron en las redes sociales y en la prensa presuntas cuentas en paraísos fiscales de Nahle y de su esposo José Luis Peña, en Las Bahamas y las Islas Vírgenes (…) Nahle negó los señalamientos”.
Y este mismo día (por eso se queja la gobernadora de que hay “nado sincronizado”) el periódico Reforma reveló que en el gobierno de Veracruz está operando un personaje que antes fue funcionario de Pemex y ha sido señalado haber recibido sobornos a cambio de contratos entre 2019 y 2021.
Se trata de Erick Alexandro Núñez Albarrán, ex titular de Auditoría en la subsidiaria de Exploración y Producción de Pemex y que actualmente es director de Atención a Órganos Fiscalizadores de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) en el gobierno de Rocío Nahle.
Para más datos, Reforma explicó que el jefe de Núñez Albarrán es el secretario de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno estatal, Leonardo Cornejo, “involucrado también en el caso de corrupción de Odebrecht en México y quien se encargó, bajo la supervisión de la actual gobernadora, de arreglar los contratos de obra en la refinería de Dos Bocas, donde se registró un sobrecosto de más del doble de lo presupuestado por el gobierno”.
Alrededor de Claudia Sheinbaum hay un muy reducido grupo de políticos (todos ellos hombres, por cierto) que se toman muy en serio el tema de la sucesión del 2030 y hacen lo que consideran necesario para evitar que crezca la lista de aspirantes.
Alguien se lo debió explicar a la gobernadora de Veracruz.
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Epílogo.
Juran las autoridades en Veracruz que la zona norte fue “reforzada” con una mayor presencia de soldados, marinos y elementos de la Guardia Nacional. Alguien tendría que avisarles a las organizaciones criminales que se mueven con total impunidad en aquellos municipios. *** A pesar de ese “blindaje” del gobierno federal, la noche del lunes varios hombres ingresaron al bar “Señorial”, en Poza Rica, provocaron un incendio y se dieron a la fuga. *** Patrullas de la Policía Estatal y Municipal acordonaron la zona, mientras personal de Protección Civil acudió al sitio con una pipa y una motobomba para sofocar las llamas. *** El propietario del establecimiento y sus familiares fueron atendidos por paramédicos. *** Ese es el ambiente de seguridad que se respira en la zona norte.
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