Decía Alexander Pope, célebre poeta inglés: “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”.
A partir del desastre natural que se suscitó en la zona de La Huasteca, se ha buscado construir una narrativa a partir de una cadena interminable de mentiras. En esa madeja de embustes ya quedaron atoradas la gobernadora Rocío Nahle y la presidente Claudia Sheinbaum.
La comedia de enredos inició, incluso, antes de que la catástrofe se presentara en el norte de Veracruz.
El jueves 9 de octubre las intensas lluvias ya eran un tema que preocupaba a los veracruzanos. Abordada por la prensa, Rocío Nahle dijo estar muy pendiente de los niveles de los ríos y comentó: “el río Cazones se desbordó ligeramente” lo que -ante los posteriores acontecimientos- generó una ola de críticas en las redes sociales y de la población damnificada.
Ese mismo jueves la gobernadora subió a sus redes sociales imágenes del sobrevuelo que -ahí mismo informó- hizo sobre los municipios de Gutiérrez Zamora, Poza Rica y Coatzintla. Estaba claro que había sido informada del crecimiento del nivel de los ríos, pero ninguno de sus colaboradores le anticipó que en pocas horas llegaría un gran aluvión que arrasaría con pueblos enteros.
Otro elemento que aportó más a este enredo fue lo apuntado por el periodista Raymundo Riva Palacio, el pasado miércoles 22 de octubre, en una columna que intituló: “La tormenta de los ineptos”.
En ella el analista narró: “El miércoles, cinco horas antes de que colapsaran los servicios en Veracruz (se debe referir al miércoles 8 de octubre, aunque el golpe de agua se presentó la madrugada del viernes) la presidenta Claudia Sheinbaum recibió un informe de la Conagua alertándola de lo que venía. Buscó a la gobernadora, una, dos, tres veces, pero nunca se pudo comunicar con ella hasta que ya era demasiado tarde. Nahle se había tomado unos días en el norte del país, sin importarle la información sobre lo que se avecinaba en su estado”.
Con un poco de esfuerzo, los tiempos pudieran coincidir. Si, en efecto, la gobernadora estuvo el miércoles 8 de octubre fuera del estado, como lo dice el periodista, lo cierto es que el jueves 9 estuvo presente en Boca del Río, en la inauguración del Congreso Anual de Agentes Navieros y -al menos así lo informó ella misma- más tarde sobrevoló el norte de la entidad, donde le habían comunicado que había riesgo de desbordamientos.
Este martes la presidente Claudia Sheinbaum salió a “defender” a la gobernadora de Veracruz:
“Desde el primer momento, Rocío estuvo atenta. También inventaron la ficción de que no estaba en Veracruz. Falso, absolutamente falso. Desde el primer momento, Rocío se trasladó a Poza Rica y desde ahí, montó el Centro de Mando. Y al principio, con el equipo del gobierno del estado, los gobiernos municipales, comenzaron a trabajar. Y después, ya el sábado, llegamos (...) Pero Rocío desde el principio estuvo ahí, ha estado”.
No aclaró, sin embargo, si realmente la estuvo buscando y no le respondió las llamadas. Tampoco aclaró a qué se refería cuando dijo “desde el primer momento”.
Para los expertos en materia de prevención de desastres “el primer momento” es cuando se advierte de un inminente suceso catastrófico y se toman las medidas que establece el protocolo.
Los damnificados consideran “el primer momento” cuando son despertados, la madrugada del viernes, por el violento golpe de agua, pero quizá para las autoridades “el primer momento” fue cuando les informaron que buena parte del norte de la entidad estaba inundada, que había poblaciones enteras bajo el agua y que urgía acudir al rescate de los damnificados.
La gobernadora Rocío Nahle insiste en que “sí se avisó con tiempo” que llegaría el golpe de agua, y como argumento menciona que en las instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) de Poza Rica, sonaron las alarmas. No aclara que esas alarmas no son para los pobladores, sino para los trabajadores, que su activación (la que se da con cierta frecuencia) no significa que deban abandonar sus hogares.
Tampoco dijo que las autoridades no habían habilitado refugios para quienes se vieran obligados a abandonar sus hogares y, por lo tanto, la propia autoridad no había previsto que se enfrentarían a un desastre de tal magnitud.
Si han mentido en eso, ¿les cree usted respecto a la cifra de muertos y desaparecidos?, ¿les cree cuando juran que la zona siniestrada “ya se está levantando”?
Son muchas mentiras para sostener la primera.
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Epílogo.
El desastre natural que enfrentan los municipios del norte de Veracruz les ha servido a los políticos para “ganarse” la simpatía de la población, o para llenarse las alforjas con millones y millones de pesos que se destinan, con muy poco control, para el rescate de los damnificados. *** La desgracia sirve también para justificar las omisiones de los servidores públicos. El diputado Esteban Bautista, por ejemplo, utiliza de pretexto las tareas de rescate en las zonas damnificadas, para seguir posponiendo la modificación a la Constitución local, para que la gobernadora sea sometida al escrutinio popular con la revocación de mandato. *** “En estos momentos estamos focalizados nosotros al cien por ciento en sacar adelante la zona norte. Ustedes lo saben (...) Tenemos hasta el 2027 ese tema y por supuesto que tenemos que llegar a un acuerdo”. *** ¿Y por qué no se presentó antes? Esta Legislatura lleva ya 11 meses de ejercicio y la reforma para incorporar la revocación de mandato ya estaba ahí cuando ellos llegaron. ¿Un año no fue suficiente para construir los consensos?
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