El pasado lunes el presidente de la república visitó Veracruz, algo muy curioso, ya que apenas hace unos días acababa de recorrer el sureste de esta entidad con motivo del banderazo del Tren Maya. Parece evidente la consigna de López de ayudar al gobernador Cuitláhuac García a levantar (por lo menos) su popularidad con espaldarazos y cobijos frecuentes, ya que la gestión de García Jiménez ha sido una constante fuente de problemas para el partido que Andrés Manuel representa.

Pero más allá de lo obvio, sucedió algo que nadie hubiera esperado del mandatario nacional, pues de manera brusca y grosera, ignoró totalmente a los integrantes de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas que lo fueron a buscar al Campo Militar 26/a en Xalapa, donde realizó su habitual “mañanera”. Y es que cuando se trata de disentimientos, el ejecutivo federal no lo piensa dos veces y evita cualquier situación en donde se cuestionen sus responsabilidades, acciones y resultados.

No obstante, sí sorprende la insensible actitud que AMLO tomó frente a estas personas, ya que gran parte del apoyo que obtuvo durante sus múltiples campañas presidenciales fue gracias a estos colectivos, pues una de las principales promesas de Obrador era garantizar justicia, en especial para los familiares que han sufrido de estas terribles situaciones. Ahora que sabe que no ha hecho nada para lograrlo e incluso que ha tomado decisiones en el sentido contrario para conseguirlo, se abrió paso a bordo de un convoy de Suburbans blindadas, evitando así el diálogo con los colectivos.

Y es que recordemos que apenas este año hubo un fuerte recorte al presupuesto para esta tarea, pues a la función de Búsqueda de Personas Desaparecidas no Localizadas se le retiró el 86 por ciento de los recursos, además del recorte del 75 por ciento a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, que sirve precisamente para atender a los agraviados por estos crímenes. Eso, más los nulos resultados en la materia, han generado un claro descontento en estos colectivos.

Resulta que la excusa del presidente para evadir dicho diálogo fue la “Sana Distancia”, «no puedo exponerme ni exponerlos a ellos», dijo. Curioso es que ello no le impidió saludar de mano a la madre del “Chapo” cuando recién iniciaba esta medida de distanciamiento social en el país; curioso también que lo diga en medio de una gira en el tercer estado del país con más contagios de coronavirus; igual de curioso es que lo diga quien no utiliza cubre bocas ni gel antibacterial en sus reuniones… 

Bastante conveniente le resultó la “Sana Distancia” al ejecutivo federal en Veracruz, pues no fue el coronavirus lo que lo alentó a respetar esta medida, sino un grupo de personas decepcionadas de su trabajo. Ni a una pandemia le teme tanto López Obrador como a ciudadanos conscientes y exigentes de resultados, es bueno saberlo…

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