A alguno de los cerebritos de la banda rectoril se le ocurrió que podrían inventar una prórroga que concediera la Junta de Gobierno para que Martín Aguilar pudiera gozar de un periodo más de cuatro años, sin necesidad de entrar en el proceso de selección que señala la legislación universitaria. Tienen miedo el Rector y sus cuates de que la comunidad universitaria se levante en contra de su incapacidad y de su oscuridad para manejar los asuntos de la UV. Y como buenos chambones, buscaron la manera de perpetuarse con una triquiñuela que ofende el prestigio histórico y legal de nuestra alma máter.
La banda martinilla tiene controlado más o menos el 40% de los votos del Consejo General, a través de la amenaza a directores de área, de facultades y de institutos, de los propios integrantes de la gavilla y de algunos pocos fanáticos trasnochados que quieren ver en el Rector a un Che Guevara educativo. Piensan que con esa ola a su favor podrán influir en las decisiones para que la Junta de Gobierno se vea obligada a concederle la prórroga fatal.
Los izquierdosos que mantienen el control de la UV y que tanto daño le han hecho, hoy intentarán desde el Consejo General la invasión de la voluntad universitaria a través de tácticas guerrilleras y del uso del amedrentamiento.
Por fortuna, hay una comunidad universitaria que está llena de las mejores intenciones, que tiene amor por la Universidad Veracruzana y que no permitirá que alguien se eternice en el poder por medio de artimañas.
La moneda está volando en el aire y al terminar este Consejo histórico sabremos qué seguirá en el futuro para nuestra máxima casa de estudios.
Como hubiera dicho Descartes: “Que triunfe la razón”.
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