Pero si algo hizo vibrar la marcha fue el momento en que Adanely dejó de hablar como candidata y lo hizo como militante herida por la traición: un mensaje directo al senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, exigiéndole que vea a la cara a la gente de Poza Rica y explique el porqué respaldó al candidato de MC, Emilio Olvera.
Y no fue un reclamo tibio… Fue un “Si va a respaldar a su ahijado político, que renuncie a Morena y se vaya donde quiera” que se escuchó en toda la plaza. El coro posterior de “¡Fuera!” de miles de gargantas hizo el resto.
Ahí estaba el contraste: en Papantla, MC recibió abrazos y defensas. José Manuel del Río Virgen defendiendo su plaza. En Poza Rica, silencio y ausencia naranja… quizá ya oliéndose lo que dictarán los tribunales.
Hoy, Adanely no es solo una candidata peleando una elección; es una de las voces jóvenes de Morena, respaldada por diputados, senadores y alcaldes electos de municipios vecinos. Su liderazgo no se limita a la edad ni a la coyuntura electoral. Es la nueva generación de políticas que no solo compiten: ganan y defienden su triunfo.
La marcha del sábado fue eso: un temblor político. Si el Tribunal Electoral respeta la voluntad ciudadana, Poza Rica podría seguir moviéndose en esa dirección. Y si no… bueno, que nadie se sorprenda si la voz joven que sacudió la ciudad sigue resonando en la política veracruzana.
Porque hay quienes necesitan de la dirigencia nacional, la estatal, y demás naranjas para sobrevivir… y hay quienes, como Adanely, sólo requieren la voluntad popular para seguir avanzando. |