Al aún coordinador de Morena en el Senado nadie lo consulta ni le pide opinión y se ha convertido en una figura decorativa. “Nadie lo busca en su oficina que luce vacía, nadie lo llama para concertar una cita, está cada vez más solo porque hasta en el partido que ayudó a fundar le han dado la espalda”, me dijeron.
Su fin político está a la vuelta de la esquina y es que para colmo, sus argumentos para sostenerse son cada vez más endebles. El viernes y en conferencia de prensa dijo que los 79 millones que recibió de varias empresas por “asesoría” no son chuecos, están debidamente documentados en sus declaraciones patrimoniales ante el SAT, pero ni él se la creyó.
“Quiero aclarar que sé quién y quienes me atacan. Soy político de vieja data y estoy acostumbrado a todas estas cosas... Como decimos allá en el pueblo: ‘A todo santo le llega su capillita’ y todo va a tener su tiempo”.
Quizá no lo vea o no lo quiera ver, pero Adán Augusto ya tiene su capillita. Una capillita sola y abandonada a la que no se acerca ningún feligrés.
En un comentario de 272 palabras, el periodista Armando Ortiz dibuja el historial criminal de Bermúdez Requena como líder de La Barredora y miembro del CJNG en Tabasco y sentencia: “Si Bermúdez Requena era un peón del Cártel Jalisco Nueva Generación, Adán Augusto era un alfil del Mencho Ocejera”.
Pero a pesar de su responsabilidad en el baño de sangre que hizo La Barredora en Tabasco y a pesar de sus múltiples transas debidamente documentadas, es difícil que comparezca ante un juez y más difícil que pise una cárcel porque la 4T no se juzga a sí misma. Simplemente se irá cuando su presencia resulte insostenible.
Por lo pronto, despide la fetidez de un cadáver por donde se pasea.
Lo pésimo para Morena, los morenos, la presidenta, Andrés Manuel y para el resto del país, es que ese cadáver aún resuella.
La foto
La fotografía hubiera podido ser una de tantas, de hecho, habría sido eso de no ser por un detalle, pero primero te pongo en contexto, lector. El sábado anterior Citlalli Hernández Mora, titular de la Secretaría de las Mujeres del gobierno federal, encabezó la presentación de la “Cartilla de los Derechos de las Mujeres” en el Word Trade Center de Veracruz, que contó con la presencia de la gobernadora Rocío Nahle.
Después de los discursos de rigor, vino la foto donde ambas posaron al frente de cientos de mujeres entre las que reconocí a Dorheny García Cayetano, (cada vez más cerca del ostracismo político que de la alcaldía de Xalapa) y a la diputada que quiere misiones espaciales con aroma de café veracruzano.
Lo llamativo de la foto, al menos para la clase política veracruzana, es que en ella aparece un hombre, uno solo. Y no es ni el conserje de la secretaría de Gobierno, ni el legislador al que le prestan caballos pura sangre, ni el pornodelegado de las fotos explícitas, ni el senador rebelde, sino el diputado Esteban Bautista Hernández.
¿Qué hacía el Profe Esteban en una reunión exclusiva para mujeres y por qué apareció en la foto? La respuesta es una para las dos preguntas: porque fue invitado.
Es decir, don Esteban “no se hizo el aparecido” en el Word ni se metió por sus pistolas entre el cardumen de damas. Lo hizo a invitación expresa. ¿De quién? Pues...
El Profe es un gran amigo de la gobernadora Nahle, pero además, es su hombre fuerte en la Legislatura y una persona de su entera confianza.
A principios de la actual Legislatura, resabios del sexenio anterior quisieron bajarlo de la presidencia de la Jucopo, pero se toparon con pared. El Profe Hernández Bautista aguantó los embates y se ha consolidado como un legislador discreto pero eficiente, alejado de las grillas y leal con la gobernadora.
¿Será por eso que lo invitó la señora Nahle? No lo sé lector, lo único que puedo decir es algo que ya sabes: en política no existen las casualidades.
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