En su Primer Informe de Gobierno, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, decidió que lo hará en abierto, en la Plaza Lerdo como escenario, en un acto de cercanía a la gente, tal y como asumió el poder, pero que también tendrá el objetivo político de reafirmar su liderazgo dentro y fuera de MORENA en Veracruz.

  Le explico.

  Nahle ha cargado, literalmente, con todo el peso político de gobierno. Las críticas, los ataques y el nado sincronizado han recaído en su figura, mientras que varios actores de su propio partido han preferido mantenerse cómodos, callados o calculadores.

  Justo ahí la gobernadora tendrá que iniciar un análisis serio de quién de sus secretarios, subsecretarios y directores le ha servido realmente a las y los veracruzanos y quién no.

  Y es que el movimiento transformador que encabeza Nahle en la entidad, en el segundo año ya no perdonará a los indecisos.

  Si algo enseña la política interna de MORENA es que el poder se ejerce. Y el segundo año de gobierno es el punto donde se define quién continúa, quién se cae y quién sólo ha servido de espectador.

  Nahle tendrá la oportunidad de revisar qué perfiles sumaron y cuáles se volvieron un lastre. También quién operó, quién acompañó y quién se limitó a cuidar, de forma egoísta, su propia agenda.

  Porque si alguien ha puesto la cara en estos meses ha sido la gobernadora. Y si algo ha quedado claro, es que varios cargos estratégicos no han correspondido al nivel de responsabilidad que exige Veracruz.

  Con lo anterior, la gobernadora tendrá la oportunidad de decidir si se realizan ajustes dentro de su gabinete, o al menos, de manera discreta pero enérgica, dar el mensaje de que, si bien es cierto que ella es la titular del Ejecutivo, necesita colaboradores empáticos y que respondan a las confianzas que se les ha dado.

  De hecho, las inundaciones en la Huasteca mostraron una constante: la gobernadora estuvo ahí, mientras algunos cuadros ni siquiera aparecieron en la foto. Y ella sabe perfectamente los nombres de hombres y mujeres que han estado solamente a la sombra del movimiento.

  Porque mientras muchos siguieron con la cantaleta de una crisis mediática o de gobierno, la gobernadora Nahle y su equipo compacto (como el de Comunicación, u Oficina de Gobierno) “estuvieron al pie del cañón”. Eso sí, hubo algunos que, a la primera oportunidad, prefirieron salir huyendo.

  En fin, el mensaje del 30 de noviembre será contundente. Y más contundente se hará cuando inicien, tal vez, los reacomodos internos. La gobernadora tiene el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum, de la 4T, de la base del lopezobradorismo y de la gran mayoría de veracruzanos y veracruzanas que votaron por ella.

  De eso, no hay duda.

  El 2026, el segundo año será de consolidación en su mandato, aunque algunos piensen que están en 30.

@IvanKalderon