Movimiento Ciudadano vuelve a tener su líder de tiempo completo; aprovecha nuevamente su experiencia, su talento político y su omnipresencia.
¿Quién es Dante Delgado, ahora que está de nuevo entre nosotros? La pregunta podría responderla cualquier integrante de su partido con cierta facilidad:
Dante es pasión viva, estrategia, singularidad. Dante es emoción racional, cerebro y corazón, hígado e hipocampo. Dante es conocimiento, colmillo y ciencia.
De siempre, al fundador de MC se le han atribuido acciones excepcionales para hacer crecer su partido. Muchas de ellas son reales y algunas asombrosas. Lo verdadero es que le han funcionado varias jugadas en el ajedrez político y eso lo ha colocado en el nirvana electoral. A él y a su creación, a su creatura.
En verdad que los triunfos del partido en las más recientes elecciones no son fruto de un espejismo ni le deben al azar su éxito: son producto del trabajo, del intelecto bien aplicado, y se han reflejado profusamente en Veracruz, por ejemplo, con el ascenso inusitado que ha conseguido Luis Carbonell de la Hoz, al interpretar fielmente las ideas de su mentor.
Dante aporta su personalidad y su sabiduría política; sus discípulos, sus seguidores, su militancia siguen la batuta a conciencia, y las piezas se mueven como un reloj, como una naranja mecánica (a clockwork orange, que dijera el escritor inglés Anthony Burguess).
En este Movimiento Ciudadano de 2025, ya con Dante renovado, las aguas han tomado el nivel propuesto por el maestro y se dirigen a las siguientes elecciones. El segundo lugar veracruzano de junio pasado tiende a convertirse en la mejor posición de la oposición, de ésa que la 4T no quisiera que exista y por eso pone a sus genios inorgánicos a negarla concienzudamente en medios y redes en los que ya nadie cree, ni los mismos Goebbels de pacotilla comandados por Chucho Ramírez.
2027 está a la vista, y Dante Delgado está firme en el timón. 2027… y 2029… y 2030… y…
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