Mientras no sepamos el verdadero curso del dinero que antes era destinado para promover la ciencia, el deporte y las artes, para la prevención ante siniestros y para la reparación de los daños ante desastres naturales, entre muchos otros rubros, la extinción de 109 fideicomisos será un tema que en todo el país se mantendrá vigente.

Y es que, aunque el ejecutivo federal continúe con el discurso de que se eliminaron para combatir la corrupción, las razones que él mismo expuso recientemente en su conferencia matutina no son suficientes para cortar de tajo estos suministros. Cabe resaltar que absolutamente todos los afectados comparten la visión de limpiar las instituciones y acabar con la corrupción, pero la medida que se tomó desde el púlpito presidencial la consideran completamente errónea.

Lo anterior debido a que esta situación se da en plenas crisis, económica y sanitaria, y con el antecedente de que el año pasado el gobierno federal se gastó prácticamente todos los recursos que pertenecían al ahora extinto FONDEN, y los ocupó en los mega proyectos del presidente. Por ello, esta decisión tan tajante da margen a la especulación de que los intereses por desaparecer los fideicomisos no sean los anunciados.

Son 68 mil 400 millones de pesos que el presidente podrá ocupar de manera discrecional, es decir, sin transparencia. Aunque es fácil pronosticar hacia dónde se dirigen, pues él mismo pidió el pasado abril de este año que dicho dinero se utilizara para programas sociales, reactivación económica, apuntalar PEMEX y pagar deuda pública. Nada de esto tiene que ver con la pandemia, por el contrario, esto evidencia un mal manejo de las finanzas públicas, pues en el Presupuesto de Egresos de los dos últimos años se destinaron bastantes recursos a estos mismos propósitos, pero notoriamente, con malos resultados.

El pasado 08 de octubre el mandatario nacional se comprometió a que 10 días después de dicha fecha entregaría un informe detallado de los nuevos mecanismos para entregar el dinero de los fideicomisos extintos, pues según sus palabras, los apoyos seguirán llegando, pero ahora de manera directa y sin intermediarios. Al día de la publicación de esta columna, han transcurrido ya 14 días, y dicho informe no ha llegado. 

Más allá de todo lo mencionado, es de resaltar que ni a Obrador ni a MORENA les preocupe el costo políticoque esto representa. Esto nos habla de la mala organización que han tenido en estos últimos años, con todo y que tienen prácticamente a su merced ambas cámaras legislativas. Basta con ver la tropezada, polémica y escandalosa contienda interna que tiene el partido para elegir a su próximo dirigente.

Así pues, a poco menos de un año de los próximos comicios en el país, López y su gobierno continúan tomando decisiones que poco les favorecen, veremos si logran entenderlo o si se empecinan en que ellos y sólo ellos tienen la razón.

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