Cuando la entrevistaron, Zulma, con su voz transparente respondía sincera: “le doy las gracias a quienes me vacunaron y también a los que no querían hacerlo. Soy muy afortunada de tener la familia que tengo, que no se da por vencida y gracias a ellos ya tengo la primera dosis de mi vacuna. México es un gran país y sé que pronto todos estaremos vacunados”.
Por su parte Frida, comentó: “es terrible que las autoridades no tomen en cuenta los casos de miles que enfrentamos padecimientos en cuyo caso, el covid19 podría ser mortal. En la estrategia de vacunación deberían tomarlo en cuenta”.
La realidad es que México tiene la tasa de obesidad infantil más alta del mundo y además, niños como Zulma o Frida son más de los que imaginamos. En el norte del país, en el estado de Coahuila, miles de niños serán vacunados gracias a una donación de vacunas pediátricas de estados unidos. La COFEPRIS ha dado la autorización para su aplicación.
Sin embargo, quedan muchos miles los niños des-amparados. Son los que no tienen para ir a estados unidos, los que no viven en el estado de Coahuila y los que sus familias no conocen a un abogado que les devuelva su derecho a la vacuna. Y que no se nos olviden los que no cuentan con recursos para promover el amparo necesario para estar en la lista del programa de vacunación oficial.
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