El narco se ha apoderado de todo el país con el consentimiento del presidente de México Andrés Manuel López Obrador. Y lo más grave es que él lo sabe y no hace nada por impedirlo, más bien lo consecuenta, lo tolera y quizás lo alienta. Son sus aliados naturales para ejercer presión y desestabilizar zonas que le interesan.
Y es que ha sido el propio presidente quien se ha puesto de pechito y hasta foto le han tomado saludando a la mamá del narcotraficante más poderoso de México Joaquín Guzmán Loera “El Chapo Guzmán” a quien con el mayor de los respetos atiende en sus peticiones y apresura la respuesta a sus gestiones. Más le vale sino no hay patrocinio para las campañas políticas y menos se garantiza el triunfo de su partido.
El país hoy es un caos, un nido de delincuentes operando a sus anchas por todo el territorio nacional, sin restricción alguna. Saben que la venia presidencial los protege de cualquier embate o intención de detenerlos. Cargamentos y más cargamentos de drogas pasan por las fronteras de nuestro país sin que nadie diga nada y muchos menos haga algo al respecto, el pacto es más que evidente, y todos los días se fortalece. Las instrucciones son claras, dejar que pasen sus productos, sin mayor cuestionamiento.
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