Cuitláhuac García no gobernó, navegó su sexenio preguntándose en varias ocasiones por qué aceptó algo para lo que nunca se preparó. Fueron los seis años más largos de su vida y ni se diga para los veracruzanos. Los morenistas lo saben; Luisa María Alcalde lo sabe; la gobernadora Nahle lo sabe, pero ha preferido la prudencia y buscar soluciones prontas.
La inseguridad que prevalece en Veracruz (y que podría dar mayores señales durante la elección de alcaldías), no es culpa de Nahle, pero sí de su predecesor, quien justamente por los malos resultados que entregó, apenas alcanzó cargo en la estructura de la presidenta Sheinbaum. La historia de su estado colocará a Cuitláhuac García donde merece.
Por eso Luisa María Alcalde se expresó de esa manera (con una persona de su confianza), estando en Veracruz cuando horas antes defendió que existían garantías de seguridad para los candidatos a las alcaldías… pero en el CEN de Morena saben que el tema no es de Nahle, sino de la herencia que le dejaron (la herencia maldita, le dicen) y que llevará tiempo matizar.
Se viene un intenso mes de campañas en Veracruz para renovar las 212 alcaldías, donde más allá de lo que parece será la caída del PRI y el PAN en la mayoría de los municipios (así como la consolidación de Morena con su única oposición en MC). Habrá que observar si la inseguridad empaña o no la fiesta democrática que debería ser. Ojalá no pase así.
Veremos qué ocurre.
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