Por su parte, no han faltado quienes han hecho cuentas de los miles de millones de pesos que se recaudarán si la totalidad del parque vehicular se constriñera al reemplacamiento. Algunos hablan de más de 3 mil millones de pesos, mientras que hay otros que indican una cifra cercana a los 5 mil millones de pesos considerando también las motocicletas.
Mientras tanto, la Gobernadora no señaló con claridad ni el costo del reemplacamiento ni si será la totalidad de los vehículos, pues la mayoría no tiene ni dos años que cambiaron placas. Hay que recordar que Yunes Linares puso las suyas, y Cuitláhuac García hizo lo propio.
Rocío Nahle señala que la medida no tiene fines recaudatorios, y por allí deberíamos empezar. De inicio sería bueno entonces que nos dijeran qué trámites sí tienen fines meramente recaudatorios (muchísimos por cierto) y comenzar a eliminarlos pues los impuestos deben tener una finalidad y justificación, no solo es cobrar por cobrar.
En algo sí tiene razón la gobernadora y no se puede soslayar. ¿Queremos seguridad? Debe haber regulación.
Son muchísimos los compradores de buena fe que terminan en las fiscalías por comprar vehículos clonados, con placas robadas o hasta robados. Los malos de malolandia han afinado sus técnicas y una simple revisión de documentos pasa el ojo clínico de cualquier comprador sin experiencia. Sólo los iniciados pueden ubicar cuando un vehículo trae problemas e incluso están envueltos en problemas penales.
Como dirían los clásicos: en el tema del reemplacamiento… momento joven que la están peinando.
Hay que esperar a que se especifiquen costos, plazos y universos, y entonces sí, a patalear se ha dicho. Mientras tanto, el reemplacamiento es la nueva Caja China en Veracruz. Un tema que distrae de lo estructural y lleva a la opinión pública por lo accesorio.
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