En efecto: como bien lo dijo la gobernadora, la violencia en el norte de la entidad está vinculada a un enfrentamiento entre dos grupos criminales.
Lo que preocupa a los veracruzanos es que, a pesar de tener ya un diagnóstico y a pesar de que se cuenta con “el apoyo y la coordinación” de las fuerzas federales, no ha habido una sola captura relevante en la zona. ¡Vamos!, que los detenidos hasta ahora son sólo “tropa” y no representan merma alguna para las organizaciones a las que pertenecen.
La presencia del Ejército y la Marina no los amedrenta.
Poza Rica, el epicentro de esta guerra entre bandas criminales, volvió a vivir momentos de terror, cuando la noche del pasado lunes un comando armado irrumpió en el bar “La Brocheta”, ubicado en la avenida 20 de Noviembre esquina con calle 10 y disparó contra todos los presentes.
En el sitio fallecieron dos personas (un mesero y una dama que atendía la barra) y muchas otras resultaron heridas.
Casi en forma simultánea, otro grupo armado atacó el bar “Maryboo”, ubicado sobre la avenida Independencia, en el municipio de Álamo. Ahí falleció un sujeto identificado como Luis Alberto Bote Álvarez, elemento de la Dirección de Transporte Público del gobierno estatal. Otras dos personas resultaron con heridas graves.
Horas más tarde, la mañana del martes, un hombre armado irrumpió en el bar “Copa de Oro”, ubicado en la calle Francisco I. Madero, en el centro de Cerro Azul, y disparó contra una empleada del lugar, quien murió en el sitio.
Especialistas en materia de seguridad pública han advertido, desde hace mucho tiempo, que Veracruz presenta complicaciones muy particulares, en especial por su condición geográfica. Es tan extenso y abrupto el territorio veracruzano, que ni siquiera las organizaciones criminales son capaces de establecer un control absoluto en la entidad.
Como consecuencia de ello, cada región tiene sus propios problemas en esa materia y a cada una de ellas hay que darle un tratamiento específico.
La violencia en la zona norte nos ha absorbido en fechas recientes, pero en el sur “no venden piñas”.
Hace cerca de 15 días desaparecieron tres empresarios de Coatzacoalcos. Es hasta ahora que la Comisión Estatal de Búsqueda emitió fichas para pedir a la población informes sobre su paradero.
El constructor Jesús Trujillo Pacheco, su yerno Carlos Alberto Bernáldez y el empresario aceitero José Francisco Sánchez Avendaño, viajaban con rumbo a Texistepec el pasado 9 de septiembre para supervisar una obra y desde entonces ya no se sabe nada de ellos.
Con Coatzacoalcos como punto de partida, todo el extremo sur de Veracruz está “caliente”. Las extorsiones no cesan, los atentados contra quien se oponga están a la orden del día, lo mismo los asaltos y los homicidios dolosos.
El sector privado de Coatzacoalcos, que se había formado altas expectativas con la llegada de una “paisana” al gobierno estatal, hoy, a casi un año de que tomó posesión, lo que perciben es que las cosas no sólo no han mejorado, sino que se han vuelto aún más críticas.
¿Hablará de todo esto la gobernadora Rocío Nahle en su primer informe de gobierno?
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Epílogo.
El dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, se apega con todo rigor a la instrucción que recibió: “no abras la boca, no declares a los medios, dedícate a operar la creación de los comités seccionales”. *** Sin embargo, este martes no tuvo más remedio que hacer frente a cámaras y micrófonos, al término del acto cívico en el monumento a Miguel Hidalgo. *** Le preguntaron sobre la alcaldesa de Colipa y se concretó a admitir que, en efecto, “se sumó recientemente a nuestro movimiento”. No quiso dar detalles, pues argumentó que el tema “ya lo trae la gobernadora y esperaremos a que se den a conocer los resultados de la investigación”. *** Bien dicen que “el que se quema con leche, hasta al jocoque le sopla”.
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