Uno de los frentes más delicados, y al mismo tiempo más urgentes, es el de la procuración de justicia. La impunidad es un fantasma que persigue tanto al país como a Veracruz. Expedientes abiertos, deudas históricas, casos sin resolver. Y ahí es donde, sin rodeos, ambas decidieron meter mano.
En Veracruz, el Congreso del Estado acaba de aprobar con 42 votos a favor una reforma constitucional de alto calado que cambia el método de designación y reduce el periodo en el cargo de quien encabece la Fiscalía General del Estado. Ahora, el o la fiscal será propuesto por el Ejecutivo, aprobado por el Legislativo, durará cuatro años y podrá ser ratificado. Con esto, se acabó el blindaje sexenal y se cerraron las puertas a las fiscalías intocables.
A nivel federal, la sacudida vino con la salida de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República, un relevo que no es menor; el proceso ahora pasa por el Senado con la selección de 10 aspirantes, su depuración y envío de terna a la presidencia y votación por mayoría calificada.
¿Casualidad? Para nada, sin ninguna duda.
Es la misma sintonía y visión de fondo; es la misma lógica de control institucional sin simulaciones. Sheinbaum y Nahle entienden que no se puede hablar de transformación sin tocar el sistema de justicia.
Lo que queda claro es que ambas caminan sobre la misma ruta: gobernar con resultados, aunque eso implique mover estructuras que durante años parecían intocables. El combate a la impunidad no solo es discurso, hoy empieza a traducirse en decisiones concretas.
Habrá que ver los resultados.
Y como siempre, el tiempo será el mejor juez, y una cosa es segura, los relevos ya están en marcha… y el mensaje será contundente.
En esta nueva etapa, nadie estará blindado.
@IvanKalderon |