Entregar el PRI a Héctor pondría nuevamente al partido en competencia y representaría una esperanza real para la oposición de debilitar a Morena y sus aliados.
Conocedor de quienes han traicionado al tricolor, Héctor tendría que recurrir a los políticos que verdaderamente cuentan con poder político, económico y estructura para reconstruir al partido en el estado. De ser así, estoy segura de que Morena tendría, por fin, un contrapeso. No es sano para nadie un poder totalitario.
Además, su experiencia y nivel político le alcanzan incluso para contribuir al desarrollo del estado desde su propia trinchera. Debe ser Héctor, sin duda alguna. Si Alejandro Moreno busca reposicionar al partido y recuperar activos, él es la única opción real para lograrlo. |