Han pasado ya 3 días desde que los veracruzanos de verdad, residentes en la zona conurbada Veracruz- Boca del Río, de manera espontánea recibieron con abucheos al grito de ¡FUERA!...¡FUERA!... ¡REGRESATE A ZACATECAS!, a la candidata del régimen a Gobernar Veracruz, Rocío Nahle.

Al respecto, como no podía ser de otra manera, los defensores de lo indefendible de inmediato empezaron a victimizarla, argumentando sin prueba alguna que el incidente fue orquestado por operadores de la Campaña de Pepe Yunes, sin una pizca de autocrítica que los ubique en su realidad, que es el hecho de que desconocen la idiosincrasia de los veracruzanos que repudiamos cualquier tipo de imposición y afán de venir a colonizarnos por parte de personas ajenas a nuestra tierra, misma que se manifiesta en una forma de ser bulliciosa y directa que nos es característica, de tal forma que, antes de echar la culpa a otros deberían reconocer la ingenuidad con que se conducen al llevar a su candidata al sitio de reunión de los veracruzanos por excelencia que es el “Gran Café de La Parroquia”, en este caso el de “Los 200 años”, ubicado en Boca del Río, y digo ingenuidad porque  a estas alturas, sus asesores y operadores políticos ya debían de saber que son muchas las afrentas que representa para los veracruzanos la candidatura de Rocío Nahle por nuestro Estado.

Veamos: en principio el hecho de no haber nacido ni vivido en Veracruz nos hace identificarla como un personaje ajeno a nosotros, cosa que se refleja claramente en su evidente  desconocimiento del estado cuando confunde la Laguna de Catemaco, con el Golfo de México, cuando señala que fue a visitar al compañero “José Azueta”, refiriéndose al municipio del mismo nombre; o la última cuando se refiere al municipio de Tamiahua como TamiaGua, con G en lugar de H, lo que nos hace pensar que si un despistado asesor le hubiera dicho que estaba en el municipio de “Pan y Agua”, así lo habría mencionado. Y no vamos a sugerirle que corra a quienes la exponen de esa manera porque como veracruzanos de bien, nos regocija que MORENA haya postulado a la aspirante más “memeable” posible, para “pitorrearnos” de ella. 

Por otro lado, está la presunción, basada en claros indicios revelados por Loret, de que la obra de la Refinería de Dos Bocas está plagada de corrupción y contratos otorgados a sus compadres y al “Clan de los López Beltrán”, sospecha de enriquecimiento inexplicable reforzada por el hecho de que, ahora que pretende gobernar Veracruz, se vino a  vivir en una enorme mansión cuyo valor supera los 45 millones de pesos, ubicada en el exclusivo Fraccionamiento “El Dorado” en la zona norte del municipio de Alvarado, colindante con Boca del Río. Asunto denunciado por un valiente empresario veracruzano: Arturo Castagné Couturier, y de la que por más argumentos absurdos con que han tratado de justificarla, no han logrado esclarecer el por qué de tanta ostentación, por lo que se ha vuelto odioso para los jarochos que atenten contra nuestra inteligencia, con explicaciones tan variantes de un día para otro, como insostenibles. A la vez que ha trascendido, no sé si injustamente, pero si creando una pésima percepción de ella, que ha manifestado un profundo menosprecio por los cafeticultores de la región de Huatusco, y digo quizá injustamente pues es muy poco creíble que una persona que aspire a congraciarse con los veracruzanos para obtener su voto, pueda ser tan insensible respecto a un sector que es orgullo de Veracruz, como es la cadena productiva del café.

Ingenuidad, decía, porque con todas estas sospechas fundadas de insensibilidad y corrupción, no puede ser posible que un Domingo de resurrección, cuando la gente no quiere saber nada de política, sino que busca relajarse para reincorporarse con animo a sus labores el día siguiente, después de unos merecidos días de asueto por Semana Santa, la hayan arriesgado de esa manera.

Al respecto mi pregunta sería, ¿acaso esperaban que la recibieran con hurras y vivas?, pues NO, y creo que el resultado de su presencia en el bastión Panista de los Yunes, que fue el abucheo, era previsible y responsabilidad de ella y su equipo y no de una operación perversa de su adversario como tratan de hace creer. Afortunadamente los veracruzanos, al igual que los tabasqueños, los morelenses y los campechanos ya despertamos y no nos dejaremos manipular, con el “llanto de progres” victimizándose, de los escasos morenistas que aun apoyan a la 4T.