Cambranis ha logrado estar siempre en las alturas, y cobrando muy bien, gracias a haberle entendido al arte de las alianzas con los vencedores.
A cada uno de los últimos dirigentes estatales les ha vendido su apoyo y se lo ha intercambiado por una pluri para él, o para alguna de sus gentes.
Ha jugado y negociado así con todos: con el “Pipo” Vázquez Cuevas; con los Yunes del Estero; con Federico Salomón; con Pepe Mancha; con el “Chapito” Joaquín Guzmán Avilés; con Julen Rementería; y con otros más, algunos incluso ya muertos.
Así, Enrique Cambranis se ha mantenido en la cresta de la ola política azul.
Pero al parecer, en el próximo cambio de dirigencia estatal (que será antes de noviembre y será una competencia entre mujeres) a Enrique se le acabará su manera de seguir en las nubes.
Juan Bueno Torio, uno de los activos panistas más fuertes que ha tenido el PAN en su historia, tanto en Veracruz como a nivel nacional, comentó en su momento -en el 2025 luego de renunciar al partido- al autor de esta columna lo siguiente: “Yo soy panista de convicción, doctrinario, más ya no pertenezco al partido. Renuncié por los malos manejos internos y protección de los intereses de los grupos al interior, así como la cancelación de la democracia interna y decisión de la militancia. Además de que se olvidaron de lo que realmente debe ser el Pan: ¡Un instrumento de la sociedad para generar el bien común!”.
Es decir, mientras los grupos políticos al interior del PAN negociaron para mejorar sus beneficios políticos y económicos, se destruyó el PAN. Tan fue así, que en su momento sus voraces pilares entregaron al partido al PRI de Fidel Herrera, o al expriista Miguel Ángel Yunes Linares. No en pocas ocasiones a los otrora azules, se les ha visto actuar como rojos al servicio de Palacio.
Así, el PAN y los panistas de cepa han puesto atención al manotazo que ha dado el dirigente nacional Jorge Romero, de que a la nueva dirigencia estatal sea electa por la militancia y no por delegados vendidos al mejor postor.
Lo que sucederá al final no se puede adelantar, pues los panistas son impredecibles, pero al menos Jorge Romero mueve sus piezas.
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