Muchos son los conflictos diplomáticos o al menos de carácter internacional en que se ha visto inmiscuido nuestro país durante este sexenio, principalmente por la forma de actuar del presidente López Obrador, pues ha venido anteponiendo su pensamiento de izquierda a los intereses de la nación, lo cual ha quedado en evidencia por su abierta militancia en el bloque Castro-Lula-Chavista denominado Foro de Sao Paulo, hoy Foro de Puebla y así podemos hacer un recuento rápido y de memoria de los países y Jefes de Estado y de Gobierno con quienes ha sostenido marcadas diferencias por su menosprecio, si no es que desconocimiento, de los procedimientos y normas diplomáticas que rigen la sana convivencia entre las naciones del orbe.

Veamos: primero, casi al inicio del sexenio, se contra punteó con el Rey de España al reclamarle que la Corona ofreciera disculpas al Pueblo de México por los “agravios” sufridos hace 500 años por la Conquista y colonización de América, luego lo hizo con Biden, al ser uno de los últimos Jefes de Estado en reconocer su triunfo en las elecciones de USA, bajo el pretexto de que Donald Trump, aún seguía luchando por que le fuera reconocido un triunfo que no pudo obtener en las urnas; luego vimos como “asiló” a Evo Morales, ex presidente de Bolivia, entrometiéndose en la vida política interna de ese país hermano, que había optado por una formación diferente, más de centro, para dirigir los destinos de esa nación sudamericana; por otro lado nunca condenó, como lo hizo la mayoría de países del “Mundo Libre”, la flagrante, cobarde e infame agresión de Rusia al pequeño país de Ucrania, perpetrada por el tirano Vladimir Putin; para después pretender asilar en la Embajada de México en Quito al golpista, ignorante y arbitrario ex presidente Pedro Castillo, del Perú, lo que le salió muy mal pues las autoridades peruanas que habían condenado el intento de golpe de Estado de Castillo y lo habían destituido del cargo, no le permitieron llegar siquiera a la Embajada mexicana, donde se habría salido con la suya, sustrayendo a este delincuente de la justicia peruana. Y no sé si alguna travesura más de AMLO me falta, pero la última y más reciente es con el país hermano del Ecuador, cuando, contraviniendo lo estipulado en un Tratado Internacional vigente, signado en Venezuela, “El acuerdo de Caracas”, que señala que no procede el Asilo Político cuando el aspirante a obtenerlo sea un prófugo de la justicia, o una persona juzgada y sentenciada conforme a las leyes del país del que pretende salir, por lo que no se  puede considerar como un perseguido político, siendo el caso que AMLO dio cobijo en la Embajada mexicana en Quito al ex vicepresidente del socialista y muy corrupto régimen de Rafael Correa, a quien la derecha de ese país echó del poder tras el asesinato en plena campaña presidencial de su candidato Fernando Villavicencio, provocando la irrupción de las fuerzas del orden de ese país en la Embajada para sustraer al delincuente reclamado por la justicia de la nación, cumplimentando con esto la orden de los tribunales competentes de ese país, aunque la izquierda mexicana leal a AMLO ha querido calificar el hecho como “Secuestro”, todo lo anterior ocurrió cuando, como en los casos de Bolivia y Perú, AMLO había enviado un avión de la Fuerza Aérea Mexicana para sustraer al delincuente de la Embajada, llevarlo al aeropuerto y trasladarlo a México, donde muy probablemente sería tratado como asilado político, contraviniendo el Acuerdo de Caracas, como antes he referido.

Pero, ¿qué pudo haber motivado a un Gobierno democrático como el de Novoa en Ecuador a irrumpir en una Embajada violando su inmunidad diplomática, sustentada en el Acuerdo de Viena?; en primer lugar, en mi opinión, esto se debe a la falta de  respeto que la Comunidad Internacional le guarda a México desde que AMLO se ha peleado interna y externamente con un sinnúmero de actores políticos tanto nacionales como internacionales, y por otro lado por la falta de respeto de AMLO por su propia Constitución y leyes que de ella emanan, así como de las normas y Tratados Internacionales.

A ver, no estamos justificando la violación del recinto de la Embajada, pues este es inviolable y es una línea que nunca debió haberse cruzado, es de observar al respeto que ni siquiera USA se ha atrevido a tanto en el conocido caso de Julián Assange; pero aun siendo inaceptable, es entendible de cara al orgullo Nacional de Ecuador herido y a punto de ser burlado por un gobierno extranjero.

Finalmente quiero imaginar, en un escenario de ficción, como habría transcurrido la Reunión del Gabinete ecuatoriano donde se tomó la decisión de sustraer al Exvicepresidente ecuatoriano de la Embajada:

• En la voz el Srio. de Relaciones Exteriores…Pero Sr. Presidente: no podemos hacer eso, es violatorio de los Tratados Internacionales.


• Novoa… pero por qué no, si solo es México, que más desprestigiado no podría estar, además su Presidente no cree en el imperio de la Ley, entonces nosotros por qué lo haríamos. Así que cuando reclame en la ONU, nuestro argumento debe ser: “no nos vengan con que la Ley…es la Ley”

Y así habrían tomado la decisión de irrumpir en la Embajada y AMLO está invocando ahora Principios Generales de Derecho… A ver AMLO…pues no que la Ley No es la ley.