Y lo peor, la falta de una respuesta pronta y adecuada al torpedo contra sus ilusiones por la revelación de sus propiedades multimillonarias. Un mes después de la primera revelación, la ingeniera apenas alcanzó a publicar una carta en la que niega parte de lo atribuido por Arturo Castagné -quien ha presentado documentos, fotografías y constancias oficiales del registro público de la propiedad- y lo acusa graciosamente de ser parte de un complot de la familia Yunes Márquez. ¡Pero ella no presenta ninguna prueba que garantice sus dichos en descargo!
Piensa tal vez, en su desconocimiento del ser veracruzano, que los nativos de estas tierras creerían ciegamente en lo que ella dijera, como si se sintiera blindada por una especie de su autoridad moral, como el otro.
De parte de los aliancistas de Fuerza y Corazón por Veracruz la historia ha sido otra. Pepe gana y gana ostensiblemente simpatías populares, que se reflejan en el entusiasmo con el que es vitoreado y el desdén cada día más inocultable que se muestra hacia el Gobernador y la candidata.
El domingo pasado, cuando Pepe Yunes se reunió con las organizaciones ciudadanas que apoyan su candidatura, se dio la primera prueba de músculo en la carrera hacia la consolidación del triunfo. Con él y con cientos de ciudadanos estuvieron los representantes nacionales del movimiento de los ciudadanos libres: Claudio X. González, Guadalupe Acosta Naranjo, Ana Lucía Medina, Emilio Álvarez Icaza…
Y el lunes fue el acabose con la reunión con docentes de Veracruz y la apoteósica caminata en la reserva territorial de Xalapa, acompañado por otro que será candidato ganador, Américo Zúñiga.
Lo dicho, la caída en picada de Rocío Nahle y sus contertulios no hay quien la detenga… por eso tantas mentiras.
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