Toda una historia negra ha perseguido a Manuel Bartlett en su caminar político.
Lo anterior a colación porque ahora se habla en los cafés de que la Unidad de Inteligencia Financiera, a la que Pablo Gómez le quitó los dientes y el nuevo titular, Omar Reyes Colmenares, se los acaba de poner de nuevo y hasta le afiló los colmillos; acaba de ordenar a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que le congele todas las cuentas bancarias y de inversiones a León Manuel Bartlett Álvarez y a Julia Abdalá Lemus, hijo y pareja de Manuel Bartlett Díaz.
La razón, se asegura, es que Bartlett ha sido solicitado por el gobierno de los Estados Unidos por presuntos nexos y participación en el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar en Guadalajara.
Se asegura también que la familia ha sido notificada del congelamiento de sus cuentas y que ya preparan su defensa con los mejores abogados del país y del extranjero.
Cualquiera con tres centímetros de frente sabe que sin dinero disponible es menos probable que los investigados de presuntos delitos puedan huir de la justicia.
La pregunta es si de verdad los mexicanos podrán ver pronto en las noticias, si Manuel Bartlett y su familia son entregados y llevados a los Estados Unidos como ha sucedido recientemente con otros delincuentes.
Y es que si la justicia mexicana tiende a olvidar, hay testimonios recientes de que la justicia norteamericana no olvida, como el caso mediático a más no poder del agente federal de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
¿Será que con el tiempo se llegue a saber toda la verdad y se haga justicia?
(P.D. A estas alturas tal vez estén pensando que se me olvidó mencionar al segundo personaje odiado, pero no, eso se lo contaré en alguna otra ocasión, si es que la hay, pero le adelanto que tuvo que ver con lo que sucedió en el 68).
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